Pepa y Lara son, posiblemente, las personas más dulces de la Ribera. Madre e hija de Carcaixent han revolucionado la repostería y su producto estrella traslada al paladar uno de los sabores más tradicionales de València. La tarta de horchata y fartons es todo un éxito de ventas y crítica. De hecho, esta refrescante reinterpretación ha permitido a Pepina Pastel duplicar sus pedidos.

Lara Guerrero muestra la tarta en su embalaje. | PERALES IBORRA

Este obrador, con sede en Alzira, está en boca de todos. Ya sea de quien degusta sus productos o de quien ha oído hablar de ellos. Su negocio ha crecido como la espuma. La empresa que montaron una madre y su hija, que vio en su progenitora un don para la repostería, ahora da empleo a veinticinco personas. «Si me paro a pensarlo, me da cierto vértigo», reconoció a Levante-EMV Lara Guerrero. Ambas y su equipo endulzan toda España, pues sus postres se envían por todo el país. Aunque también ofrecen un servicio de recogida en su sede, todos los pedidos se realizan a través de internet. Un claro ejemplo de cómo el trabajo artesanal y tradicional se adapta a las necesidades de un mundo digital y globalizado.

6.000 pedidos al mes

Madre e hija iniciaron juntas su andadura repostera en 2019 y ahora les llueven los encargos. «Cada día recibimos una animalada de pedidos. Antes hacíamos unas tres mil tartas al mes, ahora esa cifra se ha duplicado y la mitad de ellas, aproximadamente, son de horchata y fartons», explicó Guerrero.

La oferta de su página web es muy extensa. Incluye una variedad de productos capaz de satisfacer las necesidades de cualquier amante del dulce. De chocolate, con frutas, veganas... Pero su reinterpretación de la clásica horchata con fartons valenciana se lleva la palma. Aunque encontrar la receta del éxito no fue nada sencillo.

«El año pasado hablaba con mi madre sobre la posibilidad de crear una tarta que se pudiera identificar claramente con el verano. Siempre nos ha gustado reivindicar los productos de la ‘terreta’ y enseñarlos por todas partes. Y, claro, pensamos en la horchata y los fartons, que es algo muy nuestro», comentó Guerrero sobre el origen de su exitosa tarta.

La idea cuajó mucho antes que la receta, pues tanto la una como la otra tenían claro que debían apostar por ella, aunque no sabían muy bien cómo ejecutarla de la forma más óptima para un negocio enfocado a la venta por internet y que incluye el transporte de la mercancía por todo el estado. Las reposteras cambiaron sus mandiles por batas científicas y realizaron un clásico ejercicio de ensayo y error. «Hicimos muchísimas pruebas. Sabíamos que queríamos una tarta que fuera muy cremosa», explicó, para añadir a continuación: «Pero no queríamos que fuera muy empalagosa. Fueron muchas horas de fallos, anotar en una libreta las cosas que nos gustaban y las que debíamos mejorar para alcanzar la receta que queríamos».

Embalaje especial

Sin embargo, todavía les quedó un bache en el camino que debían superar. Su composición nada tiene que ver con la de otras tartas, lo que ocasionó un problema inesperado. «Los primeros envíos no salieron todo lo bien que nos hubiera gustado, ya que el producto no llegaba en perfectas condiciones. De hecho, tuvimos que buscar una ingeniera en embalaje para que nos ofreciera un diseño especial que permitiera su mejor manipulación y transporte», explicó la repostera.

El resultado fue mejor de lo esperado. «Cuando la lanzamos al mercado, ya notamos que realizábamos muchas ventas; pero estos meses de julio y agosto están siendo una locura. Estamos muy contentas, nuestros clientes nos dicen que es como comer una nube», aseguró Guerrero.