El Ullal de Benimodo se consolida como referente de la fauna acuática valenciana

El nacimiento del río Verde representa el arquetipo de recuperación de un paraje degradado «gracias a la cooperación de todas las administraciones», apostilla el alcalde 

La población de samaruc se reproduce ya en perfectas condiciones

El nacimiento del río Verde, rodeado de vegetación.

El nacimiento del río Verde, rodeado de vegetación. / Agustí Perales Iborra

Rubén Sebastián

Rubén Sebastián

El Ullal de Benimodo se ha convertido, con el paso de los años, en un referente sobre cómo se recupera un paraje natural degradado. El nacimiento del río Verde ha recuperado sus mejores condiciones y, gracias a ello, se han recuperado especies autóctonas de flora y fauna que difícilmente podrían proliferar en un entorno que había degenerado fruto del incivismo y el poco cuidado al que se sometía la naturaleza. Ahora, en cambio, es un rincón que rebosa vida.

Para el alcalde, Paco Teruel, el paraje es «un ejemplo del bien que pueden hacer todas las administraciones públicas cuando caminan en sintonía, con un mismo objetivo». El pequeño ayuntamiento de la Ribera Alta ha trabajado, desde hace más de una década, codo con codo con la Diputació de València y el Consell para devolver al manantial el esplendor que había perdido y también en su conservación. Hasta el punto de convertirlo en el refugio perfecto para el samaruc, una especie acuática autóctona amenazada y cuya población ha crecido de forma espectacular en los últimos años. Benimodo es, junto a la laguna que lleva su nombre en Algemesí, un referente en la recuperación de un tipo de pez que estuvo muy cerca de desaparecer.

Ullal de Benimodo.

Ullal de Benimodo. / Agustí Perales Iborra

Aunque en lo que a labores se refiere, cada vez se busca una intervención humana menor en el Ullal. «Los técnicos realizan visitas e inspecciones periódicas, pero se quiere mantener lo más virgen posible», explica Teruel. Con ello se busca que sea el propio ecosistema el que se regule de forma natural. Además, la fauna y flora autóctonas se encuentran a buen recaudo por dos factores. Por un lado, la tupida vegetación hace que el propio nacimiento del río sea poco accesible, lo que reduce las visitas indeseadas. Por otro, la propia naturaleza del nacimiento le protege de periodos secos como el actual y de otros peligros. «A pesar de que hace mucho tiempo que no llueve, no se ha visto especialmente afectado por ello. En estos momentos presenta un buen estado de conservación, ya que es un afloramiento de agua subterránea de un acuífero bien cargado que lo alimenta adecuadamente. Además, esta condición también le favorece, puesto que el agua que emana del subsuelo es siempre más fría que la de otros parajes, por lo que las especies invasoras no se instalan en él», expone el alcalde.

Mayor civismo

De hecho, durante años se han realizado sueltas periódicas de samaruc para garantizar que existía una población suficiente como para colonizar las masas acuáticas del Ullal. Sin embargo, se redujeron progresivamente a medida que se adaptó a un entorno que ha demostrado ser inmejorable para su reproducción.

El nacimiento del río Verde se localiza en el término municipal de Benimodo y, en concreto, en la partida de Ressalany. Abarca una superficie de 2,26 hectáreas en la que se localizan diferentes afloramientos que dan lugar al único río que nace y muere en la Ribera. A pesar de que el paraje acoge especies como el samaruc, es fácilmente accesible. Sin embargo, esta circunstancia no ha afectado a su recuperación. «Son muchas las personas que pasean por allí de forma recurrente, pero se comportan muy bien, lo que también ayuda a mantenerlo en las mejores condiciones», concluye Teruel.

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