El Presidente del Partido Popular de Valencia y de la diputación, Alfonso Rus, fue arropado anoche por los candidatos a las alcaldías de su partido en la Safor durante el acto de presentación que tuvo lugar en el auditorio de Villalonga, al que asistieron casi 200 personas.
En medio del escándalo de Imelsa, la empresa pública del ente provincial que ha salpicado al propio Rus, el presidente negó todas las acusaciones de corrupción que están apareciendo sobre su persona y dijo que se trata de «basura» porque «no saben cómo echarnos a la calle».
Rus indicó que todo lo que se está diciendo sobre paraísos fiscales en su entorno son «romanços» y llamó a los candidatos a que «vayan con la cara bien alta y pidan a los ciudadanos que respalden al Partido Popular».
El presidente de la diputación recibió una calurosa acogida al acto y pidió disculpas por haber llegado tarde.
Algo más serio de lo que es normal en sus discursos, el presidente se dirigió a los candidatos reconociendo que el PP atraviesa por un momento difícil, pero criticó duramente a los adversarios políticos que compiten para ganar alcaldías en la comarca de la Safor.
De Compromís dijo que son «catalanistas» y que «si gobiernan nuestra senyera se ha acabado». Del PSPV-PSOE señaló que «arruinaron el país» y que ha sido el Partido Popular quien ha vuelto a hacer de España «el motor de Europa».
Antes de Rus hablaron el candidato a la alcaldía de Villalonga, Fernando Rocher, quien dijo que su municipio «volverá a tener un alcalde del PP» tras el 24M.
El conseller de Hacienda, Juan Carlos Moragues, también defendió la gestión del PP y recordó los esfuerzos del Consell para, entre otros aspectos, abrir el hospital comarcal de Gandia.
Salvador Enguix, presidente del PP de la Safor y alcalde de Beniarjó, dijo, refiriéndose también a la corrupción, que «son tiempos convulsos», pero arrancó los aplausos de los asistentes al añadir, mirando a los candidatos, que «la inmensa mayoría de los políticos son honrados».
Este acto supone el pistoletazo de salida de la campaña electoral en la que el PP tiene el difícil reto de mantener la gran cantidad de alcaldías que obtuvo hace cuatro años, cuando un tsunami de votos le situó como gran vencedor.
