Allá por mediados del verano de 2014 tenía lugar en un restaurante de la playa de Gandia la primera reunión entre unos amigos, unos compañeros de viaje en la vida política. Lo que a todos los efectos parecía algo fraternal y nada sospechoso de ser maquiavélico.

En esa primera reunión se gestó el inicio de un proyecto político de nombre Ciudadanos de Gandia. El impulsor e importador de las siglas a la capital de la Safor no es otro que el exteniente de alcalde y líder de Plataforma de Gandia, Fernando Mut. Un Fernando Mut honesto y de principios, capaz incluso de respetar los estatutos de un partido político y no optar a la candidatura del mismo por dos principios básicos: lealtad y compromiso.

Se da la paradoja que, en esa primera reunión de colegas, alguien iba a incumplir los estatutos de partido y, además, lo haría con carácter retroactivo y sin esa lealtad y compromiso, tan necesarios y al mismo tiempo tan ausentes en la vida política.

Ese alguien es el ya candidato y alcaldable por la ciudad de Gandia, Ciro Palmer. Y es que desde ese primer momento, desde esa primera reunión e intercambio de ideas que planeaban sobre una nueva alternativa política en Gandia, ya comenzó «la criba».

El proyecto se constataba el 11 de diciembre de 2014 en los salones de Fomento de Gandia. Los firmantes de la Agrupación local de Ciudadanos Gandia: Ciro Palmer como Coordinador y un servidor, Juan Molina, como secretario de partido, todo ello, ante la supervisión del coordinador territorial de Ciudadanos, Juan Córdoba, y 11 afiliados más. Un coordinador territorial que, para desconocimiento de muchos, ya había iniciado su propia «criba» en Valencia capital, y lo hacía en connivencia con los distintos coordinadores locales de Ciudadanos en la Comunidad Valenciana.

El plan maquiavélico del coordinador y futuro candidato por Ciudadanos Gandia, Ciro Palmer, comenzó desde el minuto 1, como apuntaba al principio, y sin lealtad, sin compromiso y sin valores, comenzó su particular «criba» dejando a un lado a todos aquellos que desde el primer momento estuvieron ahí para apoyarle como sustituto de Fernando Mut; y sólo por el simple hecho de que en un futuro cercano le pudieran contrariar.

Lo demás llegó por sorpresa un lunes de pascua, el 6 de abril pasado, festivo y con una agenda frenética para el maquiavélico plan que se urdía desde aquel minuto 1. Ese lunes «pascuero» tuvo lugar la inauguración de la sede política de Ciudadanos Gandia y lo que debería ser el momento de la puesta en marcha de primarias para candidato o candidatos.

Cuál fue nuestra sorpresa cuando vimos la escenificación de lo que era un fraude, un amaño, un pucherazo, llámenlo como quieran. No sólo no se abrió periodo de primarias, sino que se presentaron oficialmente los siguientes números a la candidatura municipal al Ayuntamiento de Gandia: números 2, 3, 4 y 5.

Todo ello sin previo aviso a la militancia, sin urnas, sin periodo mínimo de primarias, sin convocar la junta ejecutiva, con muchos afiliados que sospechosamente no estaban en los listados, sin solicitar DNI y bajo el «paraguas» y la connivencia del coordinador territorial, Juan Córdoba, el cual ya tenía acordado apoyo mutuo para bloquear listas en Gandia y la lista para la Comunidad Valenciana.

Y es que, al igual que la mantis religiosa, Ciro Palmer se ha «comido» todo aquello que le podría suponer una contrariedad en sus fines maquiavélicos. La mantis religiosa se come al macho tras el apareamiento.

Sin embargo, personas como Ciro Palmer pueden hacerse pasar por la mismísima Santa Teresa en muchas ocasiones; hay que tener en cuenta que Santa Teresa es una de las muchas acepciones válidas para el insecto anteriormente mencionado.