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Música y buen rollo en el Iboga vallero

El festival especializado en música balcánica cerró este sábado en la playa de Tavernes de la Valldigna su cuarta edición Dubioza Kolektiv, Alpha Blondy y The Slackers abrieron los conciertos el jueves con mensajes pacifistas y reivindicativos

Música y buen rollo en el Iboga vallero

El Iboga Summer Festival cerró ayer su cuarta edición, la segunda consecutiva celebrada en la playa de la Goleta, en Tavernes de la Valldigna. El festival especializado en música balcánica y ritmos alternativos puso el broche de oro con la banda «ska» de los 80 Bad Manners, que al cierre de esta edición tenía previsto subirse al escenario para repasar algunos de sus grandes éxitos como «Lip up Fatty». Les siguieron los representantes de Grecia en Eurovisión en 2013, Koza Mostra, con su mezcla de «balkan ska», así como los gallegos Chotokoeu y los valencianos La Trocamba Matanusca, dos grupos que se han ganado el aprecio del público. En la segunda jornada, el viernes, los «ibogueros» se dejaron llevar por la «locura balcánica» del músico y compositor Goran Bregovic y su Orquesta de Bodas y Funerales.

El Iboga arrancó el jueves pasado con la actuación de cinco bandas y dos DJ. La guinda la puso el grupo bosnio Dubioza Kolektiv que encendió al público con sus temas más populares como Red Carpet, Kazú y Pirate Bay Song. El momento que causó más furor entre el público fue cuando el cantante de Dubioza, Almir Hasanbegovic, realizó una «zancadilla», es decir, se lanzó al público. No fue el único, ya que Jernej ?avel, el técnico de sonido, le imitó.

El pacifismo, la tranquilidad y el pensamiento lo puso Alpha Blondy, rey del «reggae» africano, junto a la orquesta The Solar System. Aprovecharon para lanzar un mensaje reivindicativo y pacificador que tuvo su manifestación más destacada con la conocida canción «Peace in Liberia», con la que Alpha Blondy pidió paz para todo el mundo. Además los «ibogueros» pudieron escuchar temas de «Positive Energy», su último disco, que reúne diferentes sonidos de África; una torre de Babel de canciones que incluyen desde el diula al inglés, el francés, el hebreo y el árabe en sus letras. La musicalidad de Alpha Blondy desprendió buen rollo entre los asistentes. Los solos del saxofonista estremecieron al público.

Los decibelios aumentaron a partir de entonces en paralelo a las ganas de bailar. El «ska-rock» balcánico de los madrileños Spin Te Kú transmitió energía y dinamismo al público, que entonaba al pie de la letra canciones como «Qué pasa», «Momias y orugas» o «Por gusto y placer». Su actuación alcanzó su punto álgido con el tema «Ibogaína», autoproclamado como himno del Iboga.

Los villancicos de Spin Te Kú desataron la diversión entre los «ibogueros». La puesta en escena fue una de las más llamativas del festival. Oskar Romero, el «showman» de «SPTK» rompió el hielo. Disfrazado de una caperucita roja algo más transformada y cabreada, con un bastón en la mano que utilizaba para golpear contra el suelo mientras sonaba «punk».

Ambiente festivalero

El ambiente se instaló desde el jueves, donde se pudo ver a más de 5.000 «ibogueros» en la zona de acampada. En el interior se instalaron los «food-trucks», donde la gente acudía para comprar comidas como burritos, fajitas, o hamburguesas. En cuanto a los demás puestos, el Iboga contó con una novedad: la incorporación de una parada donde trabajaban unos colaboradores de ACNUR, la agencia de la ONU para la ayuda a los refugiados, y otra de CEAR.

Olor a mar y a arena, música «gipsy» y balcánica en la carpa del circo, «ibogueros» durmiendo plácidamente en sus tiendas de campaña y alguno que otro perdido por la playa vallera. Así disfrutaron del Iboga. Ahora queda la resaca y el buen recuerdo para los festivaleros que saborearon y disfrutaron a sus grupos preferidos. El festival ha tenido un impacto económico positivo para los comercios y hosteleros de la zona.

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