Ni siquiera en plena crisis económica, con el brutal desplome del valor de las propiedades inmobiliarias a la vista y en boca de todos, el Ayuntamiento de Gandia ha sabido hacer negocio con la compra de terrenos.

En la pasada legislatura el Gobierno local del PP, sin haberlo anunciado a nadie, acordó, a través de la empresa pública IPG, comprar cinco parcelas propiedad de la empresa de la discoteca Cocoloco. El valor total de los terrenos, situados junto al Club de Tenis de Gandia, en la llamada zona de equipamientos privados de la playa, alcanzó 722.000 euros, que, unidos al IVA, acabaron costando 915.000.

Para qué se adquirieron aquellos terrenos fue siempre una incógnita, pero, al ser preguntado por ello, el alcalde, Arturo Torró, dijo que estaría dispuesto a comprar más solares en esa zona, convencido de que era un negocio.

Aquello ocurrió en el año 2013 y esta misma semana, cuatro años después, la realidad es que ni el ayuntamiento ha encontrado utilidad a esas parcelas y, peor aún, para poder venderlas ha tenido que fijar una cantidad inferior a lo que costaron.

Según ha podido saber este periódico la valoración para subastar las cinco propiedades, que suman algo más de siete mil metros cuadrados, es de 550.000 euros, aproximadamente un 23% menos de lo que Gandia pagó en 2013.

El ayuntamiento espera que haya interesados en adquirir estas parcelas, en las que se podrán edificar todo tipo de negocios, incluidos discotecas o pubs, pero el comprador, si lo hay, deberá tener en cuenta una carga de 852.000 euros en concepto de costes de urbanización de todo el sector, cuyas obras se están ejecutando en este momento.

En anteriores legislaturas Gandia compró propiedades que después acabaron costando la mitad, e incluso menos. Fue cuando el boom inmobiliario no daba visos de presagiar el derrumbe que vendría después. Como ejemplo, durante el Gobierno de Orengo se compró una parcela en Sanxo Llop por 12 millones, que ahora no los vale, con la intención de terminar las obras de urbanización.