En estos tiempos en que recuperar la memoria histórica de la represión franquista genera tanta polémica y enfrentamiento entre partidos, el municipio de Villalonga se ha erigido en un ejemplo de cómo se puede dignificar a personas que sufrieron aquel periodo de violencia y terror, al margen de la ideología de cada uno.

Ocurrió en 2008, cuando todos los alcaldes democráticos, de formaciones de derecha y de izquierda, respaldaron el traslado al cementerio de Villalonga de Ernesto Botella, alcalde durante la República y fusilado en Paterna en 1940 a pesar de que nunca se pudo probar que cometiera más «delito» que el de ser socialista y respaldar la causa del legítimo y democrático régimen republicano.

La misma unanimidad se ha producido ahora para reconocer a otro alcalde, en este caso a quien fue la primera mujer al frente del Ayuntamiento de Villalonga. Rosa Estruch Espinós, militante del Partido Comunista, ocupó ese cargo durante la guerra y pagó después del conflicto la dura represión franquista. También sin más delito que defender la República y sus principios, «Roseta», como familiarmente la llamaban en la localidad, sufrió un juicio sumarísimo, años de cárcel y, sobre todo, penalidades, maltrato y tortura, hasta el punto de dejarla inválida hasta su muerte, ocurrida en 1978, ya con las primeras luces de la democracia. Su cuerpo sigue en una fosa común del Cementerio General de València.

A propuesta de Compromís per Vilallonga, todos los grupos del ayuntamiento aprobaron la moción para dedicarle una calle y rendirle homenaje. Eso ocurrió la noche del viernes, y también allí se vio a concejales de los cuatro grupos políticos que integran el consistorio. Sin exclusiones.

Durante el acto, y tras dar por inaugurado el ahora llamado «Raconet de Rosa Estruch», situado muy cerca de donde vivió, el alcalde, Enric Llorca, el profesor Josep Tarrasó y su biógrafa, Vicenta Verdugo, glosaron su figura, sus años en Villalonga, su afán por la enseñanza de los niños y niñas y, lógicamente, su lucha por la democracia y por los ideales comunistas que tanto sufrimiento de causaron tras la victoria del ejército franquista.

Emocionada tras las palabras de algunas personas que conocieron a Rosa Estruch, Vicenta Verdugo dijo: «Este homenaje es a ella y también a todas las personas que sufrieron la guerra y la brutal represión del franquismo».

El alcalde habló de ella como una mujer «valiente» de quien dijo que sufrió cárcel «por sus ideas progresistas y por defender los valores de la justicia, la libertad y la democracia».

Y Josep Tarrasó destacó su actitud de dar clases gratuitamente a los jóvenes con la intención de que sus vecinos «pudieran desprenderse de la ignorancia».

El acto, al que acudieron unas 150 personas, incluyó una «dansa poètica» a cargo de la Llidonera, un documental y una cena popular en el mismo lugar donde Rosa Estruch vivió y a la que Villalonga, ahora sí, ha decidido incorporar a su memoria colectiva.