Al amanecer del día 6 de septiembre de 1869, viento en popa a toda vela, entraba en el puerto de Dénia el navío inglés Lady Godiva fletado por Mr. Alfred Wholesale, un rico comerciante de Manchester. Llegaba para iniciar el gran negocio de la pasa, que no sólo traería la riqueza a Dénia, sino también a los pueblos de aquella comarca agrícola y marinera que languidecía desde la expulsión de los moriscos.

Tras un mes de complejas gestiones con los Merle, Latur, Morand y otros importantes propietarios y banqueros de la ciudad, el inglés firmó varios contratos y abrió una oficina en la actual plaza de San Antonio con el rótulo Wholesale Cooperative Society.

Tres meses más tarde, mientras en las viñas y riu-raus se trabajaba activamente y en la ciudad se ponían a punto fábricas para la confección de envases, imprentas, oficinas de agentes de aduanas y de embarcadores, comenzaron a llegar puntualmente, cada semana, los barcos para exportar la pasa a Inglaterra, países del norte de Europa, Estados Unidos y Canadá.

Según el historiador y sacerdote don Roque Chabás, cronista oficial de la ciudad, en el año 1871 llegaron a exportarse 393.497 quintales de uvas pasa. Fue la época del gran esplendor y, como dice Beatriz Lledó, «la ciudad experimentó un despegue urbanístico, social, económico y cultural irrepetibles».

El aspecto de la actual calle Marqués de Campo, iluminada gracias a la fábrica de gas recién inaugurada, era deslumbrante. En ella abrían sus puertas un hotel de lujo, dos fondas, tres oficinas bancarias, un gran casino, dos teatros, tres cabarets, varios prostíbulos y bares, y la iglesia protestante de los Santos de las Postrimerías, dirigida por el pastor Jhonatan Walker. Acompañando al pastor, vino su esposa, Elisabeth Clifford, sobrina del célebre fotógrafo Robert Clifford y también fotógrafa.

El matrimonio fijó su residencia en un antiguo palacete en las afueras de la ciudad llamado «El Molino de los Vientos», donde Elisabeth instaló su estudio y laboratorio para realizar un reportaje sobre el mundo de la pasa. (Muchas de sus fotografías figuran hoy en el Museo Etnológico de la ciudad).

En poco tiempo, la ciudad de Dénia se convirtió en la principal atracción para muchos hombres de las ciudades vecinas que, con gran disgusto de sus esposas, acudían a Dénia para gozar del juego y las mujeres. Según el filólogo y escritor Ignasi Mora, esta costumbre dio origen a la frase «Me cago en Dénia», en alusión a la ciudad donde sus maridos fornicaban y gastaban alegremente el dinero.

Uno de los sucesos más curiosos de aquel tiempo fue el éxito de la nueva iglesia de los Santos de las Postrimerías que, según el propio Chabás, llegó a preocupar a los párrocos de las iglesias católicas de Dénia. El motivo era que el reverendo Jhonatan aseguraba en sus homilías que no importaba llevar una vida pecadora si, al final, arrepentido, antes de entrar en el cielo, te despojabas de todas las riquezas. Y subrayaba: «Dios nos quiere desnudos tal como vinimos al mundo». Luego aconsejaba que el mejor pasaporte para entrar en el paraíso era llevar siempre en el bolsillo una fotografía completamente desnudo, y recomendaba una visita a su casa del Molino de los Vientos, donde su mujer les fotografiaría por una módica cantidad.

Muy pronto esta doctrina de la iglesia de los Santos de las Postrimerías llegó a oídos de los hombres que acudían a la ciudad para visitar casinos y burdeles, y no dudaron en seguir el consejo del pastor inglés y hacerse la fotografía para asegurarse la vida eterna.

Aquellos años de esplendor de la pasa en Dénia tuvieron también su repercusión en la ciudad de Gandia, no sólo en el terreno de las relaciones comerciales y de servicios, que se vieron incrementadas, sino especialmente por los frecuentes viajes a Dénia de muchos gandienses que, buscando el placer del juego y las mujeres, ponían en peligro la economía familiar, como sucedió a dos acaudalados terratenientes que perdieron toda su fortuna.

La frase «Me cago en Dénia» acabó tomando carta de naturaleza y, en 1875, un grupo de esposas indignadas se reunieron con el propósito de encontrar una solución para acabar con el problema.

Nunca se supo lo que se trató en aquellas reuniones de mujeres agraviadas, pero dos meses más tarde, en el periódico El Mercantil Valenciano apareció en primera plana la siguiente noticia:

«HORRIBLE CRIMEN EN

LA CIUDAD DE DÉNIA

Los cuerpos del reverendo Jhonatan Walker y su esposa, la fotógrafa Elisabeth Clifford, aparecieron muertos, desnudos, en su residencia El Molino de los Vientos, con dos agujas de hacer media clavadas en el corazón. El espectáculo no podía ser más macabro, al hombre le habían cortado sus atributos sexuales y se los habían metido en la boca. A la mujer le cortaron la lengua y se la introdujeron en la vagina. El terrible suceso ha causado una enorme consternación en la ciudad de Dénia, donde tanto el pastor como su esposa eran muy apreciados».

Lo que no dijo el periódico fue que en Gandia, un grupo de mujeres lo celebró con champán y un delicioso pastel de pasas de Dénia.