La muerte de un ser querido siempre resulta dolorosa, pero si se trata de la pérdida de un no nato o de un recién nacido, la desolación es mayúscula para las familias, especialmente para las madres. Saber qué decir y cómo debe actuar el personal sanitario ante estos casos es el objetivo del protocolo que ha puesto en marcha el hospital Francesc de Borja de Gandia.

Este protocolo sigue al pie de la letra las recomendaciones de la asociación Dolina, un grupo comarcal de apoyo ante la muerte gestacional y perinatal formada por mujeres que han pasado por este trance. «El hospital ya disponía de un protocolo clínico que regula las actuaciones del personal hospitalario en materia sanitaria», afirma Cristina Ibiza, presidenta de la asociación. «Pero lo que las madres necesitan especialmente es ayuda emocional en el proceso del duelo».

Ante todo, empatía

La asociación, basándose en la experiencia de sus componentes, trasladó al área de Ginecología y Obstetricia del hospital un listado de sugerencias, que el centro sanitario ha aceptado e implantado de forma íntegra.

«El objetivo», comenta Ibiza, «es que los profesionales sanitarios que están en contacto con la familia, a la que acaban de decirle que su hija o hijo está muerto, actúen de la manera más empática posible». Porque para los profesionales se trata de un caso clínico más, «pero para la madre y el padre, es la primera y última vez que van a ver a su hijo o hija, con el que ya habían planeado una vida futura». «Por eso», concluye la presidenta de Dolina, «hay que tratar el tema con delicadeza, ya que la estancia y el trato en el hospital son claves para su vida posterior».

Una habitación para despedirse

El protocolo regula diversos aspectos de atención a la madre y a la familia, desde el primer momento en que se comunica el fallecimiento del hijo o hija hasta el alta hospitalaria y la posterior entrega de pruebas médicas. Así, por ejemplo, a la hora de dar la mala noticia, la madre debe estar siempre acompañada y se deben evitar expresiones frías como «no hay latido» o usar palabras como feto o embrión (en su lugar, se recomienda hablar de bebé).

Posteriormente, se pondrá atención al momento de la despedida y al duelo posterior. Por ejemplo,si la madre quiere ver al hijo fallecido (en caso de muerte perinatal), podrá tenerlo en brazos, se le preguntará cómo vestirlo y el hospital pondrá a disposición de la familia una habitación agradable para el momento íntimo del adiós, con un distintivo en la puerta para evitar ser molestados. Esta habitación no podrá estar en la planta de Maternidad para evitar que se escuchen los llantos de otros recién nacidos y las expresiones de alegría de sus familiares. Obviamente, los padres afectados por la pérdida del bebé contarán desde el primer momento con el apoyo de psicólogos.

Caja de recuerdos

Otra de las sugerencias de Dolina que ha incorporado el hospital es la entrega de una «Caja de recuerdos», en la que los padres y sanitarios puedan depositar objetos como las pulseras del bebé fallecido, un mechón de pelo, las pinzas del cordón umbilical, etc.

Otro aspecto que se debe consultar con la madre es si desea interrumpir la producción de leche con medicamentos o convertirse en donante para otros niños cuyas madres no pueden amamantarlos.

Además del hospital de Gandia, la asociación Dolina se ha reunido también con los responsables de los centros sanitarios de la Marina y la Ribera para trasladarles su lista de sugerencias, que podrían ser adoptadas en breve.