La renovación de la concesión a favor del Real Club Náutico de Gandia aprobada hace un mes por la Autoridad Portuaria de Valencia (APV) contempla una zona de amarres para embarcaciones de hasta 30 metros de eslora en el Moll dels Borja, con una distancia de 20 metros de lámina de agua.

De ejecutarse sería la primera vez que llegarían megayates a Gandia, ya que hasta ahora el club ofrece amarres en sus pantalanes pero para barcos de hasta 20 metros de eslora. Esta es una de las novedades del proyecto que el club presentó el viernes pasado en el transcurso de una cena en la sede social y a la que acudieron representantes de la sociedad, la política y la economía gandiense.

Con ello se rescata una idea que en su día quiso impulsar el exalcalde socialista José Manuel Orengo cuando Gandia se ofreció como sede de entrenamientos para preparar la 32 America's Cup, celebrada en València en 2007.

Aquel espacio lo ocupaban pequeñas embarcaciones de recreo que fueron reubicadas, pero finalmente no se logró que llegaran los megayates, entre otras cosas porque la decisión no dependía del ayuntamiento. Más tarde, en julio de 2013, ya con el PP y con 1,8 millones del Plan Confianza, se acondicionó ese lugar como un amplio paseo con «trencadís» y una escultura para embellecer la conexión entre el Grau y la playa.

Esta zona para megayates iría aproximadamente desde el extremo del paseo, también conocido como Moll dels Borja, hasta el retén de la Policía Local. La APV también concede una servidumbre de paso de cinco metros en tierra, en el mismo vial.

No es la única modificación que el Náutico ha realizado sobre el proyecto inicial presentado a Valenciaport. Otra novedad es que la nueva marina también tendrá usos comerciales. Así pues, restaurantes, terrazas y tiendas (su número todavía se está perfilando) se ubicarán en el antiguo dique norte con unas vistas inmejorables a la bocana del puerto, con el muelle de carga y los tinglados justo enfrente. El canon aportado por estos operadores ayudará al club a financiar las obras.

El RCN Gandia está en un espacio absolutamente privilegiado de la fachada marítima gandiense. Aunque el periodo de concesión es para los próximos 25 años, el club deberá acometer todas estas reformas en los próximos tres años. Para ello, la entidad ha previsto una inversión de 3,8 millones de euros. Las obras empezarían en el otoño de 2019.

La remodelación, como ha venido desgranando este periódico, contempla el derribo del actual edificio social, que data de 1957, para construir otro, más moderno, funcional y singular. En su planta superior habrá un restaurante con vistas panorámicas. Excepto la piscina, de 33 metros, prácticamente se reordenarán todos los espacios e inmuebles.

Los arquitectos responsables son Vicent Meseguer (comodoro del club) e Ignacio Frasquet. Se persigue un entorno permeable y sin barreras para que la gente pueda deambular libremente, eliminando así el estereotipo de club elitista. Los vehículos no entrarán por la explanada, sino por el dique norte, unos metros antes del restaurante Ripoll. Desaparece la gasolinera y la zona de motos náuticas en la esquina actual para ofrecer mayores vistas a la dársena.

El presidente del RCN Gandia, Daniel Vidal, se muestra optimista. «Hemos sido el primer club náutico de la C. Valenciana en renovar la concesión y también seremos pioneros en disponer de unas instalaciones emblemáticas y unos servicios de calidad». Vidal asegura que ya hay operadores interesados en explotar tanto la marina de megayates (que se podría externalizar) como la hostelería.

Estos planes de futuro, no obstante, están a expensas de lo que decidan los jueces, ya que la otra empresa que optó a la concesión, Alcara, ha presentado varias demandas en los tribunales al considerar que la APV le apartó injustamente del concurso público.