El pasado 8 de marzo marcó un antes y un después en la sociedad, ya que miles de mujeres se echaron a la calle para reivindicar sus derechos. La Safor se sumó a estas manifestaciones en una jornada en cuyo transfondo, entre otras cuestiones, está la desigualdad laboral, ya que todavía existen muchos oficios masculinizados.

La gandiense Sofía Bernabéu está preparándose para entrar en el cuerpo de bomberos. Actualmente, no hay ninguna mujer profesional de este cuerpo. Bernabéu escogió esta profesión porque «está ligada con la adrenalina y el control del cuerpo y la mente y me encanta sentir que, ante el peligro, soy yo quien ayuda a los demás». La joven señala que «no quiero ninguna distinción por pertenecer a este sexo ni que me alaben, sino que me traten igual, porque yo también sé chocar la mano como los jóvenes».

Rosa Andrés, una vecina de Tavernes de la Valldigna, fue la primera mujer que obtuvo el cargo de policía local en este municipio y, posteriormente, el puesto de Oficial. Andrés, que trabaja actualmente en Gandia, reconoce que «opositar fue muy difícil porque en muchas poblaciones nos ponían trabas». Cuando la agente empezó a trabajar en Tavernes en 1992 sí que se enfrentó a algunas actitudes machistas por parte de los compañeros, pero «quise entenderlo como una cuestión educacional y social del momento, por lo que no guardo un mal recuerdo». Andrés recuerda que los policías más mayores le trataban como una hija, pero los jóvenes pensaban que no era un oficio para mujeres. No obstante, afirma que fue «muy gratificante» trabajar en este municipio porque «los vecinos eran muy abiertos y estaban preparados para el cambio».

Cuando las agentes aprobaban las oposiciones se tenían que dedicar a la parte administrativa, pero «tuve suerte con mi jefe, que apostó por la igualdad e intentó normalizar la situación dándonos las mismas condiciones».

Actualmente se incorporan más mujeres a este cargo, un hecho que también se refleja en la escala de mandos, ya que Gandia cuenta con dos oficiales.

La agente considera que «el predominio de los hombres no es solo porque queden restos del machismo, sino porque todavía siguen opositando más varones».

El mundo de la pesca también ha estado predominado por los hombres durante muchos años. Sin embargo, la creación de algunas asociaciones ha conseguido darle visibilidad a las mujeres. Raquel Llopis pertenece a la tercera generación de pescadores en su familia. Actualmente es presidenta de la Associació de Dones de la Mar del Grau de Gandia (Adomar) y vicepresidenta de la Asociación Nacional de Mujeres de la Pesca (Anmupesca). «A los nueves años ya iba a ayudar a mi padre y a los 27 me compré mi primera embarcación», recuerda Llopis. Además, la presidenta de Adomar perteneció a la primera promoción que obtuvo el título de marinera en Gandia y el de patrón. La presidenta señala que las mujeres se enfrentan a los mismos problemas que los hombres y, por ello, luchan por visibilizar y revalorizar el trabajo de la mujer.

Por su parte, Cristina Llopis es taxista en Gandia y se inició en este mundo hace diecinueve años tras la jubilación de su padre. Esta gandiense reconoce que cada vez hay más mujeres en este sector y añade que muchas veces «me dan las gracias por conducir y las chicas se encuentran más relajadas».

Ellas solo son un pequeño ejemplo de todas las mujeres que, día a día, luchan en la comarca por hacerse un hueco en oficios copados por hombres.