Son aparatos relativamente sencillos de usar que pueden salvar muchas vidas. Los dispositivos antiahogamiento comienzan a generalizarse en centros públicos y establecimientos privados para poder actuar de forma rápida y evitar fallecimientos, como ocurre con los desfibriladores, muy generalizados ya en los ayuntamientos, retenes de policía local o lugares donde suele haber una alta concentración de personas, como centros comerciales, casas de cultura, locales para la tercera edad, etc. Los desfibriladores, aparatos electrónicos que restablecen el ritmo regular del corazón en caso de paro cardíaco, pueden ser usados por personal no sanitario y sustituyen o complementan la reanimación cardiopulmonar hasta la llegada de los médicos.