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Hijo Adoptivo de Gandia

"Declaro mi veneración por Gandia"

Un emocionado Pasqual Molina recibe el título de Hijo Predilecto

"Declaro mi veneración por Gandia"

Difícilmente se puede ser más gandiense que Pasqual Molina Faus. El médico, el escritor, el colaborador habitual de la edición dominical de Levante-EMV, el activista social y cultural de esta ciudad posee un currículo que, como bien quedó reflejado en el pleno celebrado anoche, requiere horas para soportar un resumen. Y, justo por eso, el Ayuntamiento de Gandia le concedió el título de Hijo Adoptivo de esta ciudad, la máxima distinción recogida en la ordenanza municipal de honores.

Pasqual Molina, acompañado por sus familiares, por médicos, representantes de universidades, asociaciones y un sinfín de amigos, no pudo soportar la emoción. El discurso que pronunció en el salón de plenos, donde se tuvieron que colocar hileras de sillas adicionales para dar cabida a todos los que quisieron felicitarle en persona, no solo se interrumpió con sus lágrimas, sino que generó esa misma sensación en algunos de los que le escuchaban.

«Declaro mi veneración por la ciudad de Gandia», dijo Molina al principio de su parlamento, que siguió con esta cita de amor a su localidad: «Yo elegí nacer aquí, pero decidí, hace cuarenta años, volver para cultivar un proyecto de vida profesional, familiar y ciudadano». Y, todavía más, convirtió a los presentes en testigos directos de un pedazo de su testamento. «En un lugar de esta tierra de Gandia he pedido que se esparzan mis restos convertidos en ceniza. Y te prometo, amadísima madre, que hasta ese momento seré el hijo digno que hoy tu ciudadanía ha declarado predilecto».

Como bien se encargó de resumir el instructor del proceso para declararle Hijo Predilecto, los portavoces de los cuatro grupos políticos y la alcaldesa de la ciudad, esa veneración por Gandia no es, en Pasqual Molina, una cuestión de palabras. Además de ser un médico cirujano especialista en Patología Mamaria con 759 intervenciones a sus espaldas, hace cuarenta años fundó la unidad que aborda esta enfermedad en el hospital Francesc de Borja de Gandia y ha participado en investigaciones dirigidas a su tratamiento que han tenido lugar en distintos países.

Pero es que, en su vertiente social, ha destacado en clubes deportivos, ha estado siempre ligado a las Fallas, a la Semana Santa, a la sociedad Fomento de Agricultura, Industria y Comercio o al CEIC Alfons el Vell. Y, como resulta obvio, recordó con referencias directas a sus familiares y personas que forjaron su vida, especialmente a sus padres Pascual y Lolita.

A Pasqual Molina, que entró en el salón de plenos escuchando la bella banda sonora de Memorias de África, solo se le hizo un reproche ayer. Y es que, como él mismo reconoció ante las palabras del instructor de su procedimiento, no sabe jugar al «truc», y eso en el mundo de las Fallas es un pecado difícilmente perdonable. El resto de su vida, de sus actitudes y aptitudes, le han permitido que, desde ayer, su nombre brille, como una estrella más, entre los hijos predilectos de la ciudad.

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