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Reconocimiento

Espurna sube al cielo a José Pedro

El pleno de Gandia nombra Hijo Adoptivo al impulsor de la fundación que ha cambiado el concepto sobre las personas con discapacidad funcional

Charo Sabater recoge, de manos de la alcaldesa, el título de Hijo Adoptivo ante el retrato de José Pedro García Canet que presidió el acto. x. ferri

Se puede ser un buen profesor, un hombre que, desde la política, apuesta por el mejor futuro de su ciudad, un fallero irónico, un ferviente creyente, un buen esposo y padre de familia y, en definitiva, lo que se considera una persona ejemplar. A criterio de quienes lo conocieron, todo ello lo reunía José Pedro García Canet (Almoines 1941-Gandia 2019), pero para ser nombrado Hijo Adoptivo de Gandia se requiere un poco más. Ese más, que no es poco, sino mucho, es haber creado, impulsado y dirigido la Fundación Espurna, una entidad ejemplo en sí misma para toda España dedicada a dignificar, en el sentido más amplio de la palabra, a las personas con discapacidad funcional.

Por eso ha sido Espurna la que ha enviado a José Pedro al particular santuario de Gandia, ese espacio en el que viven para siempre los hijos predilectos y adoptivos que el ayuntamiento nombra, siempre con el voto a favor de todos los concejales. Y eso es lo que ayer se reflejó en el pleno que le dio el título, en la condición de póstumo, en un acto plagado de anécdotas, pero sobre todo de aspectos importantes porque, como dijo el instructor de la causa, cuando se habla de García Canet «se tocan las fibras más sensibles de la condición humana».

Tras un resumen de su vida, los portavoces de los partidos destacaron, por encima de todo, esa fundación que, en cierta medida, ha contribuido a la cambiar el concepto que muchos tenían sobre las personas con discapacidad funcional. Y todo ocurrió, como si de un acto de la Providencia se tratara, a partir del nacimiento de Cristina, la hija de José Pedro y Charo Sabater, que vino al mundo con síndrome de down.

El último en tomar la palabra en el acto de ayer fue José Pedro García Sabater. El hijo del homenajeado dio las gracias a todos y transmitió a los presentes que también su padre estaría «dando gracias a Dios» por ese gesto. Fue él quien contó exactamente lo ocurrido para que la Fundación Espurna surgiera en Gandia, a modo de bendición. Aturdido al nacer su hija Cristina, se dijo a sí mismo: «no te puedes imaginar el bien que todavía puedes hacer». Hoy Espurna son trescientas personas, ochenta monitores y voluntarios y un sinfín de sorprendentes actividades en las que antes casi nadie pensó para que el mundo sepa que ser discapacitado funcional no supone perder ni un ápice de dignidad y de derechos para ser feliz.

García Sabater habló con una entereza admirable si se tiene en cuenta el poco tiempo transcurrido desde su fallecimiento. Solo al pronunciar dos palabras, las últimas, se le rompió la voz: «Gracias papá». Y entonces un atronador y unánime aplauso reconoció lo extraordinario que su padre aportó a este mundo.

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