h an pasado unos días desde las elecciones locales de Gandia. Mi reloj marcaba que dormí unas 5 horas diarias durante un mes. Además, al no vivir de la política y ser autónomo, hacía la campaña trabajando los fines de semana hasta las tantas de la madrugada, una locura... Pero lo he hecho a gusto. Estoy acostumbrado a trabajar de noche desde hace 32 años, llevo bien dormir poco la verdad.

Esta última semana he podido descansar, pensar, reflexionar y también hacer autocrítica. Hacer un balance de lo positivo y lo negativo. Pero volvamos atrás, al día 6 de abril. Esa noche le dije a mi mujer que me iba a acostar pronto, estaba cansado, y a las 22.30 horas recibí una llamada de una persona de confianza, un amigo, Carlos Gimeno, coordinador de Organización de Ciudadanos de la comarca de la Safor. Me comentó que este mismo periódico acababa de comunicar la candidatura de Gandia, donde se comprobaba que yo era el número uno de lista de Ciudadanos. Me quedé parado, no sabía qué decir. Mi mujer me miró y me dijo, «¿qué pasa?». Le contesté «ya es oficial, soy el candidato». Pensé: mañana se enterará todo el mundo, pero la noticia salió en el facebook de Levante-EMV. Al instante, en ese momento recibí más de 300 whatsapp de felicitaciones, amigos, familiares, políticos (de todos los partidos menos de uno). Me acosté contento y nervioso a la vez. No sabía qué iba a pasar al día siguiente.

Realmente mi campaña, a nivel oficial, empezó el 29 de mayo, al día siguiente de las elecciones nacionales. Tenía solo 3 semanas por delante para dar a conocer un equipo, un programa, lavar la imagen que me dejó la herencia del anterior candidato. Este, des del primer día, buscó ridiculizarme, decir que venía de la mano de Arturo Torró, intentó rechazar mi afiliación al partido cuando lo hice en el pasado mes de diciembre. A través de un asesor suyo me buscó en forma de insultos, buscar la violencia para hacerme saltar, cosa que afortunadamente no consiguió. He de reconocer que supo atacarme bien, caló bastante su mensaje y mucha gente se creyó sus mentiras vertidas sobre mí. A todo esto hay que añadir que tenía que hablar con mis afiliados, que, a su vez, las únicas referencias que tenían de mí eran lo que habían escuchado en la prensa.

Algunos pocos se fueron, la gran mayoría se quedaron y me apoyaron. Ya tenía el apoyo máximo desde dentro, empecé a formar un equipo, gente que se quiso sumar a mi lado para aportar sus experiencias de sus trabajos. Un economista, una directora de recursos humanos, un médico, un empresario del turismo, una licenciada en marketing y un gran etcétera que confió en una marca, en un equipo, en un proyecto.

Todos sabíamos que esta ciudad necesita un cambio. He de reconocer que llevar una campaña con gente dedicada a trabajar 8 horas diarias y después cumplir con las obligaciones de su casa, no ha sido fácil. Aun así cada uno de ellos se dejó la piel, el alma, y hemos conseguido formar un equipazo. A ilusión no nos gana nadie. A pesar de encontrarnos con contratiempos, dije desde el día de mi presentación que no iba a entrar en un juego sucio, en insultos, perfiles falsos, descalificaciones y, sobre todo, no iba a dejarme llevar por el juego del odio. Me comprometí a ello y estoy muy orgulloso de haber cumplido mi promesa. Ahora bien, ellos no lo hicieron conmigo, he tenido que lidiar con perfiles falsos, prensa en contra, insultos en redes, acusarme de machismo sin ningún fundamento.

Lo peor fue ver la peor cara del ser humano. Ver cómo alrededor de la política hay muchos hooligans, gente que ama el poder sin escrúpulos, sin mirar a quién se llevan por delante. Usted lector/a podrá pensar, ¿qué no sabías dónde te metías? Pues por lo visto, llamadme iluso pero hay cosas que no comparto y que jamás haré. No es la educación que me han dado. No creo en el mal para conseguir objetivos. Creo en el bien de la gente. La vieja política debe desaparecer, la gente se merece que les represente gente buena, honesta, que busquen en los políticos gente que ayude a que sus vidas sean un poco mejor. Gracias a Dios, estos políticos existen, pero deben desaparecer todos los demás. Son el verdadero peligro de una sociedad que quiere cambio. Puedes ser un buen o mal político, pero un político no puede ser mala persona, porque ahí es donde perdemos todos, donde nos perjudica a todos.

A fecha de hoy creo que mi equipo y yo hemos dado una lección de educación, de sacrificio de trabajo, de pensar diferente. Estoy convencido que también hemos cometido errores, seguro que tenemos margen de mejoría, pero de verdad creo que vamos por buen camino.

Ciudadanos nos ha ofrecido unas herramientas para poder ayudar a la gente, y no las vamos a desaprovechar. Miraré siempre por el interés de la gente. No somos perfectos ni lo seremos, pero si vamos tal como ahora, seguiré feliz, durmiendo con la conciencia tranquila porque sé que vamos por el buen camino.

Las palabras se las lleva el viento. Sólo sirve ahora demostrar en los próximos 4 años que estas palabras se hayan cumplido. Han intentado destruirnos antes de empezar, pero no lo han conseguido. Soy un luchador, llevo muchos años luchando, como millones de personas, para sacar una familia adelante, y pesar de las dificultades de la vida sigo ahí, luchando.

A partir del día 16 de este mes de junio la ciudadanía me ha apoyado para ser uno de los 25 concejales que representan a mi querida ciudad de Gandia. Lo haré con mucha honra y trabajo. Gandia me ha dado todo y sólo le puedo devolver todo lo que me ha dado. Allá vamos. ¡Vamos Gandia, vamos Ciudadanos!