Es el tema de conversación en la calle, en los comercios, en los bares e incluso en las tertulias de sobremesa de muchas viviendas del centro de Tavernes de la Valldigna. La decisión del ayuntamiento de cerrar la plaza Major al tráfico no acaba de poner de acuerdo a las vecinas y los vecinos ni tampoco a los comerciantes del entorno. A muchos, eso sí, les ha pillado por sorpresa y critican precisamente eso, que ha faltado información por parte del Gobierno local. Es más, según pudo comprobar este periódico, varias personas decían desconocer la decisión del consistorio. Había incluso quien aún pensaba que el cierre era temporal por las fiestas patronales, que se completan el próximo fin de semana.
El debate gira en torno a dos vías: La primera sobre cómo puede afectar al comercio y la hostelería de la zona; y la segunda, si la calle Carnisseria, que será la que soporte ahora los vehículos que antes transitaban por la plaza Major, será capaz de absorber esa circulación. Se trata de una vía estrecha, con tramos en los que apenas hay acera y que da acceso a la calle Metge Grau, que antes era de bajada y ahora de subida.
Como ocurre habitualmente cuando se implanta alguna medida de este tipo, no existe unanimidad. Joan Bononad, que tiene su comercio en la esquina de la plaza, se muestra «a favor» de que se peatonalice el espacio. «Yo estoy siempre defiendo que se dé cuanta más prioridad al peatón mejor», aseguraba. Eso sí, muestra sus dudas sobre el giro hacia la calle Carnisseria desde la calle Major. «Creo que aquí los coches van a demasiada velocidad y se debería tomar alguna medida como poner un badén para que reduzcan la velocidad antes de hacer la curva. Si es así, sí que estoy a favor de la peatonalización».
En la misma línea, el hostelero Aitor Santosjuanes cree que la medida incluso será positiva. «Creo que para nuestros negocios será bueno. Porque aquí no hay nada para los niños. El hecho de que se cierre al tráfico puede suponer un incentivo», señalaba. Aunque reconoce que hace unos años defendía lo contrario, asegura que «tras pensarlo bien, pienso que puede ser bueno para nosotros».
Juan Manuel Estruch, otro comerciante, sin embargo, era contrario al cierre y, a su vez, aseguraba que «ya da igual lo que digamos nosotros, porque lo han hecho de tapadillo, sin decirnos nada». Por su parte, el propietario de otro restaurante también se mostraba contrario porque cree que la peatonalización va a complicar el tráfico en el centro del municipio y «tampoco va a beneficiar a los negocios de la zona», indicaba.
Entre las vecinas y los vecinos, en general, no ven con malos ojos el cierre. Mari Carmen Ciscar, por ejemplo, explicaba que «yo antes estaba en contra, pero ahora lo veo bien porque voy a evitar estar escuchando los coches que pasan todos los días por delante de mi casa. Esta mujer vive en planta baja y su casa da directamente al vial por el que transitan los vehículos. Por su parte, un grupo de cuatro mujeres que almorzaba en una de las terrazas de la plaza apuntaba que «nos parece muy bien», aunque matizaban que «si se hace se tiene que hacer de manera que no se traslade el problema del tráfico a otra calle». María José, otra vecina de la zona, se mostraba «a favor» del cierre al tráfico de la plaza Major. Enrique González, sin embargo, lo consideraba una medida inapropiada y criticaba que no se haya informado a la ciudadanía.
Algunos de los comercios han iniciado esta misma semana una recogida de firmas contra el cierre.
En la plaza Major gran parte del espacio está destinado a peatones. Esa zona está ocupada por terrazas de varios bares. Solo existe un vial por el que, hasta ahora, transitaban los vehículos en dirección oeste. El aparcamiento en la plaza está prohibido desde hace años.
