El Premio Nobel de la Paz Martin Luther King dijo en una ocasión: «Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol». El activista estadounidense defendía que cuando se sueña de manera responsable con un mundo mejor, cualquier momento es bueno para hacerlo posible. Totalmente de acuerdo. No sólo estamos a tiempo, sino que es 'Tiempo de Actuar' sin demora. Este ha sido el lema de la Conferencia sobre el Cambio Climático COP25 que durante dos semanas se ha celebrado en Madrid. Un encuentro en el que se han dado cita los países firmantes del Convenio Marco de Naciones Unidas, que reúne a delegaciones de gobiernos de alrededor de 200 países.

Para Gandia, este gran evento ha sido histórico. Nunca antes nuestra ciudad había tenido el enorme privilegio de participar de manera activa en una cumbre internacional de esta envergadura. Durante dos días seguidos, Gandia ha tenido la oportunidad de proyectarse al mundo como una ciudad que apuesta por la sostenibilidad; que avanza en innovación con responsabilidad; como una ciudad interesada por el planeta; que abraza su territorio y su patrimonio natural; y como una ciudad concienciada que aporta soluciones al cambio climático. Gandia ha demostrado su compromiso con la Tierra.

El martes, la Red Innpulso de Ciudades de la Ciencia y la Innovación nos propuso intervenir en una mesa redonda al considerar que somos un ejemplo por las buenas prácticas en el ámbito de la sostenibilidad dentro del proyecto de conversión de Gandia en una 'Smart City' o Ciudad Inteligente. Allí expliqué que una de las herramientas perfectas para alcanzar este objetivo es el Plan Estratégico de Destino Turístico Inteligente, que presentaremos el miércoles, y a través del cual mejoraremos los problemas que generan la estacionalidad o la duplicación de la población en verano.

Soy una convencida de que no se puede hablar de turismo de calidad ni de turismo inteligente sin tener en cuenta el cuidado del entorno.

Y el miércoles tuve el honor de exponer nuestro proyecto pionero en Europa de contadores de agua inteligentes ('Smart Water City'), al haber sido escogido por la Asociación Digitales entre numerosos proyectos de desarrollo sostenible. Una iniciativa que ha sido impulsada por Vodafone, GoAigua y el Ayuntamiento de Gandia. La utilización de la tecnología NB-IoT (Narrowband) ha permitido el ahorro de 0,5 hectómetros cúbicos de agua al año; ha evitado la emisión de 112 toneladas de CO2 anualmente; y ha posibilitado la localización de 200 fugas al mes.

Una ciudad amable como la nuestra tiene claro que la transformación tecnológica que estamos realizando ha de comprometerse con la ética, los valores, la naturaleza y el medio ambiente. Y como decía el economista Tony Atkinson: «el cambio tecnológico ha de estar al servicio de las personas y no al revés».

En la lucha contra el cambio climático, los ayuntamientos desempeñan un papel decisivo. Y Gandia, y su ciudadanía, no sólo nos creemos que hay que cuidar el planeta sino que también actuamos en consecuencia. En los últimos años, hemos conseguido una ratio del 85% en el aprovechamiento del agua (diez puntos por encima de la media en la Comunitat Valenciana). Con el simple gesto de rodar el grifo, podemos beber agua de excelente calidad.

Hemos instalado la iluminación LED en toda la red local para reducir un 70% el consumo energético. Gandia, además, es de los municipios que más reciclan de la Comunitat. Tenemos más de 1.900 hectáreas de espacios naturales protegidos (entre ellos, la playa virgen de l'Auir) y más de 80 kilómetros de sendas naturales y periurbanas.

Llevamos 33 ediciones recibiendo la bandera azul de manera ininterrumpida. Nuestras playas tienen diez certificaciones y galardones medioambientales. Y se han reducido un 7,3% las emisiones de CO2 en 2018 de los servicios y actividades derivadas de la gestión de playas.

Podemos estar orgullosos del trabajo realizado entre todos, pero aún nos queda mucho camino por recorrer. Desde el Ayuntamiento seguiremos trabajando para adaptarnos a los Objetivos 2030 de Desarrollo Sostenible: un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad que tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia. Un plan que reivindica el agua limpia y el saneamiento, la energía asequible y no contaminante, ciudades sostenibles, producción y consumo responsables, la acción por el clima, la vida submarina y la vida de ecosistemas terrestres, entre otros.

Aplicando la ética y la sensibilidad en cada acción política, la ciudadanía aumentará su calidad de vida y podremos vernos situados en la cumbre de las localidades más competitivas, influyentes, sostenibles y atractivas del continente. Y de paso, estaremos poniendo nuestro granito de arena para que el mundo mejor que deseaba Martin Luther King no sea solo un sueño.

La escritora ecologista Olga Tokarczuk, premiada con el Nobel de Literatura, aseguró recientemente en su discurso de aceptación del galardón que la falta de respeto a la naturaleza, la codicia o la rivalidad «han reducido el mundo a la condición de un objeto que podemos cortar en pedazos, agotar y destruir».

En nuestras manos está cambiar de rumbo.