"Es el primer café que tomo fuera de casa en dos meses", señala Carmen, una clienta del bar D'Clot de Gandia, poco después de que abriera sus puertas en la esquina de la plaza de Espanya con la avenida de la República Argentina. Sus palabras coinciden en el mismo argumento que, a lo largo de decenas de locales, se repiten en esta ciudad, que figura en entre las primeras de la Comunitat Valenciana que ha podido acceder a la fase 1 de la desescalada y, por lo tanto, abrir las terrazas de los bares y restaurantes, con la mitad del aforo normal.
Son muchos los establecimientos que, al menos hoy, primer día para recuperar la normalidad, han permanecido cerrados porque los dueños consideran que así no va a ser rentable el negocio. Pero quienes sí se han atrevido narran que, a primera hora de la mañana, los clientes eran pocos, pero que a medida que avanza el día han podido encontrarse con más gente ansiosa de tomar un café o el habitual desayuno.
"No sé si voy a abrir mañana", indica la dueña de un bar de la plaza El·líptica, pese a que, a las 9 de la mañana, ya dispone de algunos clientes. El hecho de no poder servir en dentro del local hasta que se pase a la fase 2 dificulta la rentabilidad.
En el bar Roxy, situado en calle del 9 d'Octubre, ya se registra más movimiento, de manera que se ve ajetreadas a las dos mujeres que atienden el local, con constantes idas y venidas para servir, dado que los clientes no pueden entrar el local salvo que requieran acudir a los lavabos. Antonio y Ana, que ocupan una de las mesas, incluso se sorprenden cuando se les pregunta por cuál es la impresión que les da este gesto tan habitual en la vida de cualquier ciudad. "Teníamos ganas de tomar un café, de sentarnos un rato y ver a la gente paseando por la ciudad", indican, y advierten a las autoridades que, con este primer espacio recuperado de libertad, "ni se les ocurra volver a encerrarnos en casa". "Que tomen todas las medidas que consideren, pero lo importante es que vayamos avanzando", concluye Ana.
A eso de las diez de la mañana en el bar del Mercat del Prado la imagen se asemeja a un día normal. En la decena de mesas montadas en las dos fachadas que dan a la enorme plaza da el sol, que a estas horas todavía es agradable, alrededor de una veintena de personas toman un café, el desayuno o una caña. El camarero que está dentro de la barra incluso percibe que hay más gente que en un día normal, algo a lo que contribuye que algunos de los establecimientos de la zona permanezcan cerrados.
En el cercano paseo de les Germanies se aprecia que no todos se han atrevido en el primer día y que prefieren esperar a comprobar si compensa abrir solo en el exterior y con la mitad del aforo de la terraza. Locales emblemáticos de la ciudad, que desde primeras horas de la mañana registran mucho movimiento, tienen las mesas amontonadas en el exterior, pero nadie ha acudido a retirar las cadenas que las protegen y a instalarlas.
En la calle de Sant Francesc de Borja, también la cafetería Roxy, la pequeña terraza de un horno o el bar La Uela sí han abierto. Como el resto, cumpliendo esa separación de dos metros entre las mesas y con medidas de higiene. Nada de servilleteros y limpieza del mobiliario cuando se levantan. Miguel, el dueño de La Uela, también ha situado un pequeño cartel en el que pide a sus clientes que, para dar movimiento a las tres mesas instaladas en la calle, limiten su estancia a media hora.
Jose, gerente del céntrico bar Plaza, en la plaza Major de Gandia, señala que se siente optimista ante la apertura de esta mañana y confía que la clientela en este primer día vaya de menos a más. Entre las 10 y las 11 ya tenía prácticamente llena la terraza del local. Gracia, una de las clientas, expresaba su sorpresa por la apertura del bar Plaza y comentaba: "ya era hora de que pudiéramos salir a tomar un café con una amiga y no solo a pasear".
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