Entre los muchos conceptos de la vida de Ernest Lluch que se han recordado durante estos días, cuando se cumple el vigésimo aniversario de su asesinato a manos de ETA, sin duda destacan su capacidad de trabajo, su tenacidad a la hora de ejecutar los proyectos previstos y su vocación de servicio público en beneficio del conjunto de la sociedad.

Y eso mismo es lo que quedó reflejado, de puño y letra de quien entonces era ministro de Sanidad en el primer gobierno de Felipe González, durante la visita que realizó a Gandia un 9 de marzo de 1985, justo cuando se estaban ultimando las obras del hospital Francesc de Borja de Gandia.

En aquella jornada, acompañado por Salvador Moragues, que entonces ocupaba la alcaldía de Gandia, Lluch estuvo en el paseo de les Germanies visitando las obras de lo que la mayoría de ciudadanos llamaban el «ambulatori» y que poco después adquirió el concepto de hospital, una actividad que se mantuvo hasta que, en 2015, se cerró y se demolió con motivo de la inauguración del nuevo centro situado en el polígono de Sanxo Llop.

En el despacho oficial del alcalde, el ministro socialista, que también impulsó la universalización de la asistencia pública sanitaria en toda España, fue invitado a firmar en el libro de honor. Antes de estampar su firma escribió: «Tot esperant i tot treballant, que és més important, que en poc de temps puguem acabar les obres de l’Hospital Sant Francesc de Borja que ha de possibilitar una millor assistència hospitalària de Gandia i de la resta de la Vall de la Safor. Ben cordialment».

La alcaldesa de Gandia, Diana Morant, ha rescatado ahora esa página de la historia de la ciudad para rendir su particular homenaje al ministro que pagó con su vida la valentía de levantar la voz contra el terrorismo.