Doménech y agentes policiales, junto a las cámaras.

Oliva se ha convertido en una de las primeras localidades valencianas en instalar cámaras de vigilancia en su término municipal para evitar los hurtos en el campo. El departamento municipal de Agricultura ha confirmado que ya están instaladas y operativas las cámaras de vigilancia en distintos puntos de las zonas rurales que, obviamente, no se van a revelar para evitar que los posibles cacos puedan eludirlas.

El concejal delegado de Agricultura, Miquel Doménech, ha informado que son cuatro las cámaras en puntos de gran tráfico de vehículos que se dedican a la actividad agrícola. Estas cámaras permitirán tener un mayor control de las diferentes partidas, y la idea es que aporten información valiosa en el caso de que se produzcan robos.

Las cámaras están habilitadas para la lectura de matrículas de vehículos y han quedado conectadas directamente con las dependencias de la Policía Local para evitar que puedan sufrir algún daño por vándalos.

Además de prevenir los robos y facilitar su investigación, también serán de utilidad en caso de incendios o cualquier otro incidente que se produzca en el campo que pueda ser grabado por las mismas.

El concejal de Agricultura ha visitado los lugares en los que han quedado instaladas las cámaras acompañada por agentes de la Policía Local y del Equipo ROCA de la Guardia Civil del destacamento de Gandia, que investiga los delitos agrícolas en toda la comarca.

En esa visita también se aprovechó para inspeccionar algunas plantaciones de aguacate, un producto que está en auge en el término municipal de Oliva y en el resto de la Safor, y se está trabajando para el equipo ROCA disponga de una lista actualizada de las parcelas más susceptibles de robos, dado el elevado valor que este fruto alcanza en el mercado. De esa manera se podrían llevar a cabo actuaciones preventivas.

El concejal Doménech agradeció a los agentes policiales «la implicación que están demostrando y su profesionalidad», y añadió que «la seguridad del campo es fundamental para su supervivencia».

Oliva se había fijado como una prioridad la colocación de estos sistemas de vigilancia, toda vez que numerosos agricultores denunciaban el robo en sus parcelas. Los cacos aprovechan el punto óptimo de maduración de la naranja para entrar en los bancales y llevársela, pero también otros productos que después introducen en el mercado a través de fruterías y verdulerías de la comarca o de fuera de ella.

La Guardia Civil también investiga a los receptores

El robo de productos en los campos de la Safor, y del resto de la Comunitat Valenciana, tiene dos patas que lo sostienen. Una son, obviamente, quienes actúan sobre el terreno, buscan la mercancía ajena y la roban para disgusto de los propietarios. Pero otra, e igualmente importante, se sostiene en los receptores. Aquellas personas que o bien disponen de tiendas donde vender la mercancía o bien hacen de intermediarios para que llegue hasta el comprador y, así, convertir en rentable esta acción ilícita. Los equipos ROCA de la Guardia Civil, dedicados a los delitos en el campo, centran su investigación también en esos receptores, que también acaban multados o ante los jueces.