El pasado día 3 de noviembre se cumplieron 35 años de las inundaciones en la Safor y especialmente en Gandia como consecuencia de una gota fría, ahora la denominan DANA, que supuso una desgracia humana, dos fallecidos, y económica para todos. Me vienen tantos recuerdos a la cabeza que no sé si podré resumirlos todos.

Era martes 3 y venía lloviendo desde el día 1 pero faltaba lo peor. Entre las 13 y las 15 horas cayeron 300 litros por metro cuadrado y entre las 15 y 17 horas 500 en Gandia y comarca. El cielo era una masa oscura de nubes entremezcladas con colores negro, rojizos y violeta que casi se podían tocar con la mano y que se extendían hasta donde alcanzaba la vista. La lluvia una cortina de agua que apenas dejaba ver de un lado al otro de la calle. Llovió 24 horas sin parar. El río Serpis se convirtió por unas horas en un Amazonas por su fuerza, caudal y desbordamiento. De Almoines a la desembocadura del Serpis, en els Marenys, todo se convirtió en un lago, pero la peor parte se la llevó la planicie del cauce a su llegada a nuestra ciudad.

El puente que comunica Gandia con Daimús desapareció destrozado por la potencia de la corriente. La fuerza del agua en el Barranc de Beniopa convirtió este distrito en una Venecia improvisada, y las calles de Gandia, menos el actual centro histórico, llevaban hasta un metro de agua que arrastraba coches, mobiliario urbano, enseres y cuanto se cruzaba en su camino. Grau, Platja y Rafalcaid inundados. El Ayuntamiento tasó los daños en 1.100 millones de pesetas, equivalente a 6.611.133 euros, un dineral para la época.

Yo por aquel entonces formaba parte de Radio Gandia-SER y las 24 horas que van de las 15 horas del día 3 a las 15 horas del día 4 fueron una de las experiencias más intensas e inolvidables de mis 38 años de profesión (1984-2022).

Junto a Antonio Capó, jefe de Informativos; Miguel Angel Picornell, jefe de Deportes; Mila Rabal, Locutora, productora y realizadora (D.E.P.) y Domingo Brotons (D.E.P.) con José Gorrita como responsables técnicos, pusimos en marcha un programa, interrumpido sólo de 3 a 6 de la madrugada del día 4, para mantener a toda la audiencia informada de cuanto sucedía.

Capó en el Ayuntamiento, Miguel Ángel y Mila en los estudios y quien suscribe tratando de llegar a varios puntos de la ciudad, dimos todo. Yo me desplacé a primera hora de la tarde del centro a Beniopa para informar de lo que sucedía. Llegado a lo que hoy es el Centro de Salud, un Jeep de la Guardia Civil me paró y me dijo que no siguiera adelante: Beniopa estaba bajo el agua. La calle Ferrocarril de Alcoi era un río. Acudí a Benipeixcar con la Unidad Móvil y la Policía Local tampoco me permitió pasar. Todos presos de la incredulidad y la consternación ante lo que sucedía.

Llegada la noche, a las 20 horas, a mi amigo Herme Amorós y a mí no se nos ocurrió nada mejor que ir al Pantano de Beniarrés para ver con nuestros ojos si aquello aguantaría o reventaría. Otro Jeep de la Guardia Civil nos detuvo, alucinados, al vernos en la carretera que discurre por la presa, pero nos quedamos junto a ellos informando con el pantano a rebosar, pero desaguando por los aliviaderos. Permanecimos hasta las 12 de la noche informando en directo y entrando en los boletines horarios nacionales de la SER que presentaba Miguel Angel desde R. Gandia y comunicaba con nosotros. 

El día 4 fue para el recuento de daños y tratar de volver a la normalidad, por decir algo. Las autoridades tomaron nota de todo lo sucedido y trataron de paliar los defectos observados para futuras desgracias como: cimentar el Barranco de Beniopa, ampliar y encauzar el río Serpis, limpiar cauces o agrandar la desembocadura del río. 

En septiembre de 1989 hubo otra gota fría en la que Gandia recogió 400 litros por metro cuadrado, sin desgracias pero con daños como en la anterior, aquella de noviembre de 1987.