El precio de la luz se cuela entre las quejas de los consumidores de Gandia

Las facturas desorbitadas movieron a 156 vecinos a dirigirse a la OMIC el año pasado. Telefonía e internet siguen liderando las reclamaciones

La concejala de Comercio, Vicenta Ferrer, y a la derecha la técnica de la OMIC, Irene Roig.

La concejala de Comercio, Vicenta Ferrer, y a la derecha la técnica de la OMIC, Irene Roig. / Àlex Oltra

Josep Camacho

Las consultas por la subida de la factura de la luz se colaron el año pasado entre las principales preocupaciones de los vecinos de Gandia trasladadas a la Oficina Municipal de Información al Consumidor (OMIC). La telefonía volvió a ser el sector que más consultas provocó, con 315, pero después le siguió el encarecimiento de la luz, con 156, especialmente para aquellos que tenían la tarifa regulada antes de aplicar el conocido «tope del gas». Muchos se acercaron para pedir el cambio de contrato o incluso de compañía. 

En total, la OMIC de Gandia recibió 1.539 consultas en 2022. Estas derivaron en 626 denuncias y reclamaciones tramitadas formalmente, de las que el 63% se resolvieron de manera favorable a los consumidores, lo que supuso que estos pudieran recuperar un total de 38.016 euros. Y en los tribunales, que suelen fallar a favor del cliente, acabaron 117 casos. 

Estas quejas, con la excepción de la luz, siguen la tónica de años anteriores; el 21% se refieren a las telecomunicaciones, tanto de la telefonía fija como móvil e internet, seguida del sector de la electricidad con un 10%, y en tercera posición están las reparaciones de vehículos en talleres, con un 8%. A más distancia, con un 3% cada una, están las quejas sobre servicios sanitarios, venta a través de internet y la compraventa de viviendas o reformas en el hogar.

La OMIC no tiene competencias para mediar ni en el sector financiero, como por ejemplo los seguros, ni en la sanidad pública. En el ámbito de la sanidad privada destacan las prótesis de ortodoncia, cuando, tras varias reparaciones, resulta que se han hecho mal o no se adaptan al paciente. «En estos casos piden la devolución del dinero, pero no suelen tener mucho éxito, el siguiente paso sería ir al juzgado pero no todos lo hacen», explica la técnica de la OMIC Irene Roig. 

En cuanto a los medios utilizados para contactar con la OMIC, un 51% lo hizo de manera telefónica, un 41% acudió presencialmente y un 8% envió un correo electrónico. Este último, aunque sigue siendo bajo, se ha incrementado respecto a años anteriores. La oficina está situada en el departamento municipal de Comercio, en el número 6 de la calle Fundació Vicent Ferrer. 

Para iniciar el proceso es necesario rellenar la hoja de reclamaciones a disposición en el establecimiento, con copias de varios colores. Se hace constar las dos versiones, la de la empresa y la del cliente. Pero si uno no quiere encararse con la empresa también se puede pedir a la OMIC otro formulario y rellenarlo en casa. 

Cobrar el teléfono después de muerto

La OMIC de Gandia está abierta desde 1983. La técnica municipal Irene Roig, que lleva varios años dirigiendo la oficina, recuerda algunos de los casos más curiosos. Uno de ellos fue el de la compañía que estaba cobrando la factura del teléfono de una persona fallecida desde hacía dos años, a través de la cuenta bancaria del hijo, que compartía, a pesar de dar el contrato de baja. Se recuperaron 3.000 euros. 

Por otra parte, hay que tener cuidado con las visitas a domicilio. El consumidor tiene por ley 14 días para desistir del producto. En una ocasión una compañía le vendió a una mujer mayor un aparato de ósmosis para mejorar la calidad del agua potable valorado en 1.500 euros, pero cuando la señora se arrepintió y lo quiso devolver ya no pudo contactar con nadie. Tras acudir a la OMIC se logró mediar con la empresa, y finalmente recogieron el aparato.

Otro caso llamativo es el de una persona que compró dos cuartos de baño para una casa, y contrató también su instalación. Acabada la obra los baños no funcionaban de ninguna manera, porque los operarios no colocaron bien las tuberías. Presentada la queja, la OMIC consiguió que le devolvieran los 1.900 euros que había pagado por la reforma, aunque tuvo que quedarse con los mismos materiales que compró.

En otra ocasión a un comprador de vivienda le cargaron 2.100 euros en impuestos impagados por el anterior propietario, cosa que es ilegal. También han tenido casos de viajes anulados por la pandemia, y en uno el cliente recuperó 1.160 euros. j.c. gandia