"Estamos mejor organizados pero más angustiados por la guerra"

La comunidad de ucranianos en la Safor vive el segundo aniversario de la invasión rusa con las necesidades básicas cubiertas pero con incertidumbre.

Svitlana Shcherbak y Diana Kalsina, en la sede de la asociación Ucrania une Corazones, en Gandia.

Svitlana Shcherbak y Diana Kalsina, en la sede de la asociación Ucrania une Corazones, en Gandia. / J.C.

Josep Camacho

Las cosas siguen más o menos igual que el año pasado entre la comunidad de ucranianos residentes en la Safor cuando se cumplen dos años de la guerra de Ucrania. Aunque hay algunos cambios. El primero es que la principal asociación que los representa y atiende, Ucrania Une Corazones, está ahora mejor organizada, y la ayuda que reciben, tanto de particulares como de empresas, es más estable.

En el teléfono de la presidenta, Svitlana Shcherbak, no paran de entrar «wasaps» a todas horas, pero al menos ha conseguido abrir canales de colaboración humanitaria con las instituciones públicas y con diversas entidades, como Vicky Foods, Brío, o la Lonja del Grau que les donan alimentos frescos de manera habitual. 

Además, en este tiempo Shcherbak se ha convertido en la portavoz del cónsul honorario de Ucrania en la C. Valenciana, Pablo Gil, y ha ampliado su radio de actuación a otras localidades más allá de Gandia. 

La sede de la asociación sigue estando en la calle Parpalló, junto al barranco de Beniopa, en un local cedido por el ayuntamiento y con alarma conectada a la central de la Policía Local. Ya no dan allí clases de castellano para ucranianos, porque acuden a la Escuela Oficial de Idiomas, pero sigue siendo un punto de encuentro, especialmente para los niños, que pueden leer cuentos y continuar con el aprendizaje de su idioma. A la presidenta los niños ya la conocen como «mamá Svitlana». 

Además, hacen servicios de intérpretes y ayudan a los ucranianos con la documentación. «La Policía Nacional se porta de maravilla con nosotros», señala la presidenta, quien también agradece la ayuda del ayuntamiento. 

Sólo en la ciudad de Gandia ya hay empadronados 1.290 ucranianos, con datos del ayuntamiento referidos al cierre de 2023, de los cuales 543 hombres y 747 mujeres, contando menores y adultos. Suponen casi el 1% de la población total. Y siguen llegando. Desde la asociación cifran el goteo en unos veinte al mes, dependiendo de la temporada, incluso desde las regiones del frente. «Si la guerra empeora vendrán más», advierte. 

En la asociación atienden a unas mil personas. Incluso han llamado a la puerta residentes en municipios más distantes como Cullera y Pego. 

Soldados ucranianos en el frente posan con una batería para recargar enviada desde Gandia por la asociación.

Soldados ucranianos en el frente posan con una batería para recargar enviada desde Gandia por la asociación. / Levante-EMV

Detrás de cada uno de ellos, lógicamente, hay una historia personal, pero existen algunos rasgos comunes. Especialmente las mujeres están preocupadas por los maridos que tienen en el frente, o por sus familiares, y siguen pendiente de las noticias, a pesar de que el foco mediático se haya desplazado al conflicto de Gaza. 

Esta incertidumbre a muchos les provoca estados de ansiedad o nervios que al final acaban aflorando en problemas físicos, como desajustes gastrointestinales. También hay algunos pacientes oncológicos en tratamiento.

«Estamos más angustiados. A la asociación viene gente no sólo para recoger productos, también para desahogarse, llorar, charlar, agradecer... No hay familia que no tenga algún muerto o mutilado por la guerra», comenta la presidenta. La relación con los rusos está totalmente rota, también con los que residen en la Safor.  

La buena noticia, dentro de lo malo, es que, pese a la barrera del idioma, al tener papeles la mayoría ha encontrado trabajo en sectores como el campo, la limpieza doméstica y de hoteles o en la hostelería. La asociación ayuda a ucranianos residentes aquí, pero también hacen envíos periódicos al frente, con material de todo tipo, especialmente medicamentos y material sanitario, donados por farmacias o por el hospital, o baterías para recargar dispositivos electrónicos. La ropa de abrigo ya no es tan necesaria.  

Clases de español para ucranianos organizadas por Cáritas de Gandia.

Clases de español para ucranianos organizadas por Cáritas de Gandia. / Levante-EMV

Hay otras entidades que ayudan a refugiados ucranianos, como Cáritas. Desde la entidad explican que «pese a que ha habido un número considerable de retornos voluntarios siguen llegando familias, aunque en menor número, procedentes de las zonas más castigadas por la guerra».  

Añaden que aunque muchos poco a poco van superando su situación gracias a las ventajas que les supone su condición de refugiados temporales «siguen necesitando de nuestro apoyo en las necesidades básicas». Por ello Cáritas mantiene un proyecto de intervención especial. En 2023 atendieron a 54 familias, con un total de 179 beneficiarios, de los cuales 79 menores de edad. Se entregan lotes de alimentación proporcionados por supermercados colaboradores, Tarjetas Solidarias que cubren alimentación e higiene, y otras ayudas directas en forma de material escolar, ropa y calzado o medicamentos. 

Además, en su sede de la calle Duc Carles de Borja se dan clases de español dos días por semana para dos grupos, con un total de 49 alumnos, 30 en el curso 2022-23 y 19 en el curso 2023-24. También se derivan al programa de empleo inclusivo y se les procura un acompañamiento integral. 

En todas estas acciones Cáritas invirtió el año pasado 20.044 euros, la mayor parte (10.344 euros) en las Tarjetas Solidarias. 

Por otra parte, la fundación Convive-Cepaim gestiona en Gandia el programa de acogida a refugiados del Gobierno central (no sólo ucranianos), a través del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. De ellos actualmente benefician a 59 ucranianos en fase de autonomía.  

El portavoz de Cepaim Abdelkader Atef explica que desde que empezó la guerra muchos ucranianos han estado alojados en hoteles de Gandia y la playa por Cepaim, pero desde octubre de 2023 pasaron a pisos de acogida en régimen de alquiler. Al igual que Cáritas y Cruz Roja, también procuran darles una asistencia integral para su inserción plena. 

La asociación Ucrania Une Corazones ha convocado una manifestación para este sábado. Será similar al año pasado, con inicio a las 11 horas desde la rotonda de acceso norte y final hacia el mediodía en la plaza del ayuntamiento.

Ellos consideran que no llevan dos años de guerra con Rusia, sino una década, desde que Putin inició el hostigamiento contra las regiones de Donetsk y Lugansk, y la posterior ocupación de Crimea. 

La protección temporal se prorroga

La protección temporal a los ucranianos que huyen de la guerra se amplía un año más, hasta el 4 de marzo de 2025, según acordó el Consejo Europeo el pasado mes de septiembre. Este mecanismo proporciona protección inmediata y colectiva, es decir, sin necesidad de examinar las solicitudes individuales, a las personas desplazadas que no están en condiciones de regresar a Ucrania.

Esto les da derecho a permiso de residencia, acceso al mercado laboral y de VPO, atención médica y social y escolarización de los menores. El Consulado Honorario de Ucrania así lo está recordando estos días tanto a los interesados como a las empresas e instituciones.