Tres morteros de la guerra civil en un contenedor de Oliva
La Policía Local acordonó la zona y los Tedax de la Guardia Civil desactivaron los artefactos
Una persona halló las bombas al depositar basura en el recipiente del Camí Vell de Pego
![Los tres morteros hallados en el contenedor del polígono del Brosquil de Oliva.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/1cfd524f-a2f5-467b-a883-f6a28689ef1c_16-9-discover-aspect-ratio_default_0_x329y808.jpg)
Los tres morteros hallados en el contenedor del polígono del Brosquil de Oliva. / Levante-EMV
Sergi Sapena
Una persona que iba depositar basura en un contenedor situado en el polígono industrial del Brosquil, en Oliva, se encontró con tres pequeñas bombas de la guerra civil española que alguien había colocado allí antes.
Los hechos sucedieron a las 13.45 horas, cuando se recibió una llamada de emergencia alertando de la presencia de los tres morteros, completamente oxidados, en el contenedor que estaba en el Camí Vell de Pego.
Inmediatamente se presentó en el lugar una patrulla de la Policía Local de Oliva que, al comprobar la veracidad de la llamada, procedió a acordonar el contenedor para que nadie se acercara al lugar.
Alertada la Guardia Civil, se procedió a solicitar un equipo de los Tedax, especialistas en desactivación de explosivos, que acudió a primera hora de la tarde. Los expertos comprobaron entonces que de los tres morteros uno estaba perforado y no tenía ninguna posibilidad de explotar. El segundo tampoco disponía de propelente, la sustancia explosiva, y el tercer sí que hubiese podido estallar porque aún conservaba este elemento.
![Los morteros, dentro del contenedor, antes de que los retiraran agentes de la Guardia Civil](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/e4f1f247-3299-4c29-a7f2-74bcc16492ee_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
Los morteros, dentro del contenedor, antes de que los retiraran agentes de la Guardia Civil / Levante-EMV
Los agentes del Tedax, con las medidas de precaución habituales en estos casos, retiraron los morteros y los llevaron para su posterior destrucción.
Según señalan fuentes consultadas, la persona que alertó de la presencia de esos explosivos, que tienen más de 80 años de antigüedad, no pudo aportar datos sobre quién los dejó allí.
Al asomarse al contenedor los tres morteros saltaban enseguida a la vista, dado que fueron depositados, sin ningún elemento que los ocultara, sobre una bolsa de plástico de color blanco y mezclados entre otros residuos.
Aunque ya no es habitual que estos artefactos aparezcan de esta manera, y menos aún que estallen debido a su antigüedad y estado de degradación, las autoridades siempre recomiendan que se alerte a la policía o la Guardia Civil. Lógicamente echarlos en un contenedor, o en cualquier otro lugar accesible, no solo está prohibido, sino que resulta muy imprudente y entraña un cierto riesgo de accidente por explosión.
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