Dónde han puesto Gandia y Oliva los "radares pedagógicos"

Gandia fue la primera en aplicar el sistema, que ahora amplía en el distrito de Corea a petición de los vecinos de la zona 

En Oliva se han puesto dos en el paseo Francisco Brines, donde también se superan habitualmente los límites de velocidad

El "radar pedagógico" que se acaba de instalar en Oliva.

El "radar pedagógico" que se acaba de instalar en Oliva. / Levante-EMV

S. Sapena/M. Font

Los dos municipios más poblados de la Safor, Gandia y Oliva, han apostado por la concienciación para intentar que los conductores que circulan por determinadas áreas urbanas reduzcan su velocidad sin necesariamente tener que imponer multas.

Primero fue Gandia, que hace más de un año instaló el primer «radar pedagógico», como se llama el artilugio, en el paseo de les Germanies, un espacio en que convive habitualmente mucho tráfico rodado y muchos peatones. Allí la velocidad está limitada a 20 kilómetros por hora. El radar, que se ubica justo frente a la farmacia 24 horas, informa a los conductores si van bien, en cuyo caso indica la velocidad en color verde, o si han rebasado el límite, y entonces el color pasa a rojo. Este aparato, que no tiene cámara de grabación ni genera multas, tampoco tiene memoria para registrar los datos de cuántos vehículos van bien y cuántos corren más de lo debido. En algunas ocasiones, como ha podido comprobar este periódico, incluso los patinetes eléctricos superan los 20 kilómetros por hora permitidos.

Ahora, y a petición de la Asociación de Vecinos de Corea, Gandia extiende esta misma medida a la calle del Magistrat Català, que discurre desde la plaza del Jardinet hasta la avenida de Alacant, y ha colocado allí otro «radar pedagógico». En este caso, el límite son 30 kilómetros por hora, pero como denuncian muchos residentes, resulta habitual que los coches superen ese rango.

El radar situado en la calle del Magistrat Català de Gandia

El radar situado en la calle del Magistrat Català de Gandia / Levante-EMV

«El exceso de velocidad es uno de los factores que más influyen en accidentes de tráfico», reconoce el consistorio al anunciar esta medida que está dirigida «a que todos los conductores tomen conciencia y pisen con menos fuerza el acelerador». La concejala y presidenta de la Junta de Distrito de Corea, Inma Rodríguez, se ha felicitado por esta decisión.

En Oliva estos dispositivos de advertencia sin multa también han hecho acto de presencia en sus calles. Por primera vez ha instalado dos «radares pedagógicos» a lo largo del paseo de Francisco Brines, que discurre entre la ciudad y la playa.

Uno está en el margen derecho, en la misma entrada y junto al Hotel Playa de Oliva, mientras que el segundo se ha ubicado en el tramo de entrada al casco urbano después de pasar las instalaciones del Club de Tenis.

Como en Gandia, los dispositivos olivenses tienen la misión de informar al conductor de la velocidad que tiene el vehículo y así advertir si se supera el límite, que es de 30 kilómetros por hora.

Hay que tener en cuenta que el paseo de Francisco Brines incluye un lateral, un carril bici y otro para peatones, con gran afluencia de personas que transitan la corta distancia entre la ciudad y la playa, por lo que se pide siempre la precaución a la hora de circular por este tramo.

Como ha ocurrido en Gandia, también muchos ciudadanos han aplaudido la medida. El Fòrum de Participació Ciutadana de Oliva se ha mostrado su satisfacción por la instalación de este tipo de radares que no multan.

La característica «pedagógica» de los radares no es motivo para que las respectivas policías locales de Gandia y Oliva lleven a cabo sus propias actuaciones y sancionen a aquellos vehículos que circulan a una velocidad indebida. 

En todo caso, las multas de tráfico de la policía local más frecuentes no son por exceso de velocidad, sino por aparcar en lugares indebidos o que obstruyan el tráfico rodado.