No cabe levantar la guardia. Las vacunas contra el coronavirus han funcionado y han evitado un pico de muertes en esta sexta ola de la pandemia. Sin embargo, la variante ómicron del covid ha demostrado que el virus no para de evolucionar y que la única arma que ha demostrado ser eficaz contra él ha sido la innovación médica en forma de vacuna, el milagro que ha llevado a que en poco más de un año más del 90% de la población esté inmunizada contra el virus, y la mascarilla. La investigación que está detrás de la vacuna resume años de trabajo y un éxito absoluto contra el virus.

No obstante, la primera generación de las vacunas contra covid, tanto las basadas en ARN como Moderna o Pfizer, como las de adenovirus (Janssen y AstraZeneca), han resultado ser eficaces contra las complicaciones que la infección por covid tiene en el organismo. Aunque no protegen contra el contagio, sí permiten el cuerpo luchar contra el virus una vez entra en el cuerpo. Se trata de una inmunización humoral que ha demostrado ser suficiente para reducir el número de pacientes que experimentan complicaciones graves y que, por tanto, necesitan ingresar en los hospitales y en las UCI. No protege del contagio pero sí de sus efectos más graves.

Esta primera generación de vacunas he hecho su trabajo. Ahora que la sexta ola parece que está comenzando a retroceder, las autoridades sanitarias están comenzando a aprobar nuevas generaciones de vacunas que comenzarán a usarse como armas contra las nuevas variantes del virus. La primera de ellas es la vacuna Novavax, que al igual que la primera vacuna española que está ya en la última fase de ensayo, se base en la tecnología de proteínas combinadas. Estas vacunas no usan ni ARN ni adenovirus. Tanto Novavax como la española Hipra utilizan un suero adyuvante en el que ya se inyectan las proteínas del virus para obtener la respuesta inmune.

Al igual que con la vacuna Hipra, España tiene mucho que decir en esta nueva generación de vacunas contra el coronavirus. Además de esta vacuna basada en proteínas, y que según el ministerio podría comenzar a emplearse dentro de muy poco, el CSIC y el valenciano Luis Enjuanes está trabajando en la que muchos consideran la vacuna definitiva contra el virus.

La nueva vacuna que prepara el CSIC es intrasanal y evita la replicación del virus en las mucosas

Vacuna intranasal esterilizante

Se trata de una vacuna nasal esterilizante que además de proteger contra los efectos más graves de la infección permitirá cortar la infección prácticamente desde el primer día. Las vacunas de primera generación inducen una reacción inmune celular que protege especialmente los órganos. El suero de Enjuanes lograría una reacción inmune directamente en las mucosas.

Además, el suero que prepara este investigador valenciano es autoamplificable y se administra por vía intranasal. Es decir, tiene la capacidad de multiplicar la dosis de ARN que se inyecta en los pacientes hasta 5.000 veces dentro del cuerpo. Además, y ésta es una de sus auténticas virtudes, la vacuna del CSIC otorga una inmunidad esterilizante que no sólo protege al paciente de una infección sino que además impide la transmisión del virus.

 Está basada en la manipulación genética del propio SARS-CoV-2, del que hemos derivado un replicón de ARN, que multiplica la dosis génica que desencadena la protección.

Inmunidad de alto nivel y duradera

En cuanto a la tecnología que usa, el responsable del proyecto explica que al basarse en un ARN autorreplicante induce una inmunidad no solo de alto nivel, sino también de larga duración. Los datos con lo que trabaja Enjuanes indican que en principio esta vacuna "debería ser más inmunogénica que las que se están suministrando ahora", porque además de la proteína de la espícula del virus, como hacen el resto de vacunas aprobadas, también incluye otras proteínas del virus. En cuento a la duración, y basándose en otras vacunas que también inducen inmunidad en mucosas, la vacuna de Enjuanes podría otorgar una protección "de 1, 2 o como máximo 3 años".