Los océanos ocupan el 75% de la superficie de la Tierra, contienen el 97% del agua del planeta y significan un 99% del volumen de su superficie habitable. Además, estos proporcionan recursos naturales fundamentales, como alimentos, medicinas o biocombustibles, entre otros.

En el apartado medioambiental, su importancia todavía es mayor, ya que contribuyen a la descomposición molecular y a la eliminación de los desechos y la contaminación; ayudan a la adaptación al cambio climático y a mitigar sus efectos; y, además, amortiguan los impactos del calentamiento global, ya que absorben el 30% del dióxido de carbono que producen los humanos.

En el aspecto social, las zonas marinas protegidas contribuyen a reducir la pobreza, ya que aumentan las capturas de pesca y los ingresos, y mejoran también la salud de las personas. Por otro lado, los océanos emplean a más de 200 millones de personas y más de 3.000 millones dependen, de forma directa o indirecta, de la biodiversidad marina y costera para su sustento.

Además, también contribuye a la igualdad de género, debido a que las mujeres son las qe realizan gran parte de las labores en la pesca a pequeña escala.

Afrontar los grandes problemas

Conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos es un asunto de gran importancia para las Naciones Unidas, como así lo demuestra su inclusión dentro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para la Agenda 2030.

Uno de los problemas más graves que existen en los mares y océanos es la proliferación de residuos que llegan hasta sus aguas. Esta cantidad de basura no ha dejado de crecer y su impacto ambiental y económico es enorme.

Además, estos residuos afectan a la enorme diversidad biológica que hay en los mares y océanos -más de 200.000 especies identificadas, desde organismos unicelulares hasta el animal más grande del planeta-. Los organismos se enredan en la basura o ingieren la que tiramos al mar, lo que provoca la muerte de muchos seres vivos.

Otro gran problema es la destrucción masiva de los arrecifes de coral, que suponen uno de los ecosistemas con más diversidad biológica del planeta. El 20 % de los arrecifes ya se ha destruido, mientras que un 24 % está en peligro inminente y otro 26 % en riesgo a largo plazo.

En esta misma línea, la mala gestión del medio ha llevado a una sobrepesca que ha derivado en problemas de gran calado: la pesca excesiva, las subvenciones que contribuyen a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada y la introducción de nuevas subvenciones de esa índole es otro problema que se debe solucionar con la cooperación internacional.Grandes costes económicos

Poner fin a todos estos problemas que afectan a los ecosistemas marinos e, indirectamente, a las personas, lleva consigo la aplicación de unas medidas de mitigación con un alto coste económico -el Convenio sobre la Diversidad Biológica prevé un gasto único de 32.000 millones de dólares y otros 21.000 millones de dólares anuales para ampliar las medidas y revertir la situación-. Sin embargo, los beneficios a largo plazo compensan, con creces, estos altos costes iniciales.

En la actualidad, la mala gestión existente sobre los ecosistemas marinos conlleva una pérdida anual de 50.000 millones de dólares en beneficios para el sector pesquero; el Programa de la ONU para Medio Ambiente cifra el impacto directo por esta mala gestión en 200.000 millones de dólares anuales; y se prevé un aumento del coste por los daños en océanos en 322.000 millones de dólares anuales a partir de 2050.

La cooperación internacional, por lo tanto, se antoja vital para llevar a buen puerto los programas de concienciación y mitigación del impacto humano llevados a cabo por las Naciones Unidas.

Soluciones a estos problemas

La ONU propone una serie de medidas, a todos los niveles, para mitigar el impacto de la actividad humana sobre los ecosistemas marinos. Así pues, reducir nuestra huella de carbono (ahorrar energía), eliminar el uso de plásticos, organizar actividades de limpieza de playas o consumir solamente los productos necesarios y certificados, ayudará mucho a mejorar la situación de los mares y océanos.

Los océanos mueven sistemas que hacen de la Tierra un planeta habitable para la Humanidad y han sido cauces vitales del comercio y el transporte. Además, el valor de mercado de los recursos marinos y su industria supone el 5% del PIB mundial (unos 3 billones de dólares anuales).

Por lo tanto, una gestión prudente de este medio es vital para asegurar un futuro sostenible.

Entre las metas de la ONU para la próxima Agenda 2030, se encuentra: prevenir y reducir la contaminación marina; gestionar y proteger los ecosistemas marinos y costeros; minimizar y abordar los efectos de la acidificación en los océanos (que ha aumentado un 26 %); conservar, al menos, el 10 % de las zonas costeras; y desarrollar la capacidad de investigación y transferir tecnología marina.