No es extraño que las mujeres que han tenido que pasar por una entrevista de trabajo alguna vez en su vida hayan sido sometidas a preguntas con cierto tufillo machista, cuando no directamente discriminatorias. Hace unos años las cuestiones se lanzaban a la candidata a bocajarro: "¿Piensas tener hijos?, ¿estás casada o tienes pareja?", estas eran dos clásicos que siempre aparecían en la entrevista. Sobre todo cuando la mujer tenía una edad considerada 'peligrosa'. Si la respuesta a alguna de ellas era afirmativa, la aspirante pasaba inmediatamente a ser considerada una "bomba de relojería" a punto de pedir una baja maternal o una reducción de jornada.

En los últimos tiempos es extraño que los entrevistadores se atrevan a preguntar de forma tan evidente los planes de futuro de la postulante -entre otras cosas porque, además de ser anticonstitucional, les puede causar un serio problema de reputación si llega a saberse-, así que algunas empresas han optado por indagar de una forma más sutil, más sibilina.

Si bien es cierto que la equiparación de la baja de paternidad para hombres y mujeres ha frenado muchísimo la discriminación en el momento de contratar a una persona, la posibilidad de que uno de ellos pida la reducción de jornada (suelen ser ellas) sigue siendo un escollo en la carrera profesional de las féminas. Según publicó el Instituto Nacional de Estadística, en su informe Conciliación trabajo y familia actualizado en julio de 2021, en España en el año 2020, un 24,3 % de mujeres (de 25 a 54 años) empleadas con 1 hijo trabaja a tiempo parcial frente al 4,1% de hombres. En el caso de 3 o más hijos los porcentajes son 25,1 % de mujeres y 4,8 % de hombres.

Preguntas como "¿vives sola?", "¿dónde te ves en 5 años?" o "¿qué te gusta hacer en tu tiempo libre?", (la segunda y la tercera bastante más inocentes que la primera, a priori) esconden cierta intencionalidad como conocer si tienes pareja (por lo tanto probabilidad de quedarte embarazada) o saber si prestas 'demasiada' atención a tus hijos. Quizás no el objetivo principal de las cuestiones pero 'algo se puede rascar'. Mención aparte merecen las redes sociales. Una fuente inagotable de información personal para los reclutadores.

Estas cuestiones desasosegantes han vuelto a la palestra por dos razones. Una de ellas es la proximidad del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y la otra es un hilo de Twitter compartido por una joven que ha levantado ampollas y revolucionado a los usuarios de las redes sociales por lo escandaloso de la situación que describe.

Levante-EMV ha logrado hablar con la autora del hilo, quien comprensiblemente desea mantener el anonimato, y que narra la entrevista de trabajo que vivió en una clínica dental. Esta mujer grabó el encuentro sin que la entrevistadora se percatara de ello y lo compartió en redes. Es necesario decir que este abuso ha sido denunciado ante Inspección de Trabajo.

En este relato, la autora y víctima narra cómo en la reunión profesional mantenida con la mujer del propietario de la empresa, prácticamente nada más empezar le hace las dos preguntas. Y las respuestas no tienen desperdicio: "me pregunta si tengo pareja, miento y digo que no. Contesta: 'mejor, así estas más tranquilita'. Apunta en el CV “no pareja”, ¿y niños? No, no tengo ni quiero tener (miento otra vez) "estupendo” y apunta en el CV: no embarazo".

La joven deja claro más tarde acerca de la grabación que esta es legal siempre que la persona que grabe esté presente en la conversación, se hable única y exclusivamente de trabajo y solo la escuche un juez.

Otras preguntas impertinentes (o directamente ilegales) en una entrevista de trabajo

Pero ¡ojo! que la cuestión del sexo no es el único motivo de discriminación. La edad también es una dificultad cuando se busca empleo. Generalmente cuando las entidades consideran que se es 'demasiado mayor'. Por ello, en un momento dado se planteó impulsar el denominado currículum ciego que es aquel en el que no se especifica el nombre del aspirante ni su género o fecha y lugar de nacimiento. Tampoco incluye fotografía. 

No es casualidad que no se indiquen estos datos, son los susceptibles de generar exclusión y preguntas impertinentes, cuando no directamente ilegales.

Preguntar por la edad, el estado civil, la planificación familiar o incluso una cuestión como "¿estaría cómoda trabajando solo con hombres?" violan la intimidad del posible trabajador y son discriminatorias.

La 'Guerra del tacón' empezó en València Stock

La 'Guerra del tacón'

Las clásicas preguntas también se las realizaron a Vannessa Saperas, trabajadora de una funeraria de ámbito nacional con delegación en València en la que ella trabaja. Pareja e hijos salieron a relucir en la entrevista de trabajo, sin embargo lo más difícil vino después.

Saperas inició una batalla que parecía muy difícil de vencer , para ello llegó incluso al  Tribunal de Arbitraje Laboral  y allí ganó la denominada "Guerra del tacón".

En su trabajo el uniforme para las mujeres comenzó "siendo muy básico porque cuando yo entré apenas habían chicas en la compañía: falda, media tupida y unos zapatos con tacón aceptable, unos cinco centímetros". Sobre todo teniendo en cuenta que las mujeres que deben calzarlo han de hacerlo durante las ceremonias fúnebres de unos 40 minutos de duración y, además del "plantón", han de moverse de arriba a abajo del edificio en el que se celebran los velatorios y los servicios propios de una empresa funeraria.

El problema surgió cuando según iba pasando el tiempo, también aumentaba la longitud del tacón llegando a alcanzar los 9 centímetros. "Es que han llegado a haber accidentes, algunas compañeras se han caído con esos zapatos, además de que no son en absoluto ergonómicos", explica Saperas a este periódico.

Como miembro del comité de empresa esta trabajadora no pudo quedarse de brazos cruzados ante esto, aunque no es lo único que hizo que se iniciase la denominada 'Guerra del tacón'. Otras actitudes 'dudosas' hacia las compañeras pusieron en acción a Vannessa. "La Guerra del tacón es más que eso, es la búsqueda de la mejora de las condiciones de las mujeres que trabajamos en los servicios funerarios. Por el momento en la delegación de València las trabajadoras podemos escoger entre falda o pantalón y los zapatos con un tacón de unos 3 y 4 centímetros". Pero la cosa no va a quedar ahí, hay más derechos por los que pelear, advierte: la 'Guerra del tacón' continúa.