Sostenibilidad. Reciclaje

El contenedor amarillo no es el de plásticos

Ni chanclas, ni balones de playa pinchados o cubos de playa rotos… En el contenedor amarillo solo deben depositarse envases de plástico, envases metálicos y briks

¿Qué se puede depositar?

¿Qué se puede depositar?

Bego Contreras

Muchas veces la gente se refiere al contenedor amarillo como “el contenedor de plásticos” y, bajo esta equívoca asociación, acaban depositando en él multitud de productos de plástico que se usan en el día día a día, algunos tan veraniegos como rastrillos, palas, colchonetas… De hecho, según un estudio de Hábitos de Reciclaje de la Población Española realizado por Kantar para Ecoembes, el 55% de las personas entrevistadas reconocían que echaban los juguetes al contenedor amarillo. Pero, a este contendor, no deben ir a parar todos los plásticos, solo los envases de este material (botellas de bebidas, tarrinas de yogur, bolsas de aperitivos…), así como los envases de metal (latas de conservas, de bebida...), aerosoles (sprays de desodorante, crema solar...) y los briks (de zumos, gazpachos, leche…).

Clasificación en la planta de selección

Una vez que los ciudadanos han depositado sus envases en el contenedor amarillo, estos son recogidos por los camiones de recogida selectiva y emprenden un largo viaje para ser reciclados y tener una segunda vida en forma de nuevos productos. La primera parada en este camino es la planta de selección, como nos explica Albert Mateu, director de relaciones institucionales del Grupo Griñó, grupo empresarial familiar “cuya prioridad es la de transformar los residuos en recursos y promover la transición hacia una sociedad neutra en carbono”. Para ello, en la división de tratamiento de residuos cuentan con diferentes instalaciones entre las que figuran dos plantas de selección de envases, una en la provincia de Tarragona y otra en la de Lleida. “Llegan los camiones y nosotros depositamos todos los envases en la ‘playa’ de descarga para comenzar, por medio de diversas máquinas e instrumentos con tecnología óptica, el proceso de cribado y separación en función del tipo de material que los conforma”, describe Mateu. 

Se trata de un paso indispensable antes de pasar al reciclado, pues al contenedor amarillo van a parar hasta siete fracciones distintas, entre las que están el PET (como una botella de agua), PEAD o polietileno de alta densidad (por ejemplo, una botella de detergente), polietileno de baja densidad (el que compone las bolsas de plástico), plástico mixto (aquel que no forma parte de estas fracciones mencionadas), brik, aluminio y acero. 

Separamos más y mejor

Con frecuencia, entre estos envases que Grupo Griñó se encarga de clasificar, también se encuentran “impropios”. Con ese nombre conocemos a los residuos que son depositados incorrectamente en un contenedor, aunque, como Mateu apunta, “cada vez son menos numerosos”. “Con el paso de los años hemos notado una mayor concienciación ciudadana en cuanto a la separación de residuos y el reciclaje. Se separa más y mejor”, comenta. En cuanto a la calidad, “en general tenemos más claro lo que va en cada contenedor que unos años atrás, aunque seguimos encontrando plásticos que no son envases y también fracción orgánica. Y podemos ver diferencias en función de la época del año, la zona y el modelo de recogida. Por ejemplo, en Tarragona, a partir de Semana Santa y, sobre todo en verano, hay un pico de envases, debido al turismo de sol y playa, y esto hace que la separación en origen no sea tan buena y haya más impropios. Sin embargo, en la zona de montaña de Lleida, se incrementa el flujo de residuos en invierno por el turismo de montaña. En estas zonas rurales la recogida se hace puerta a puerta y es de más calidad”, señala. Si nos centramos en la cantidad, “yo empecé en Griñó, llevando las plantas de selección de envases en 2013 y en esta década en Constantí (Tarragona),y hemos pasado de recibir 12.000 toneladas de envases a superar las 22.000. En Lleida, en 2013, entraron 6.000 toneladas y cerramos 2022 por encima de 12.000. Es decir, hemos doblado las cifras”. 

Y, por cierto, si el contenedor amarillo no es el de los plásticos, ¿dónde arrojamos juguetes, cepillos de dientes, cintas VHS… que no podemos usar más? Estos residuos deben llevarse a un punto limpio o echarlos al contenedor de resto.

El reciclaje en España

  • En 2022, se enviaron a instalaciones recicladoras 1.627.313 toneladas de envases domésticos de plástico, metal, briks y papel y cartón para ser reciclados y darles una nueva vida, un 3,6% más con respecto al año anterior.
  • Por tipo de material, de las 1.627.313 de toneladas recicladas, 708.596 toneladas fueron de envases plásticos (un 4,7% más que en 2021).
  • En España, hay 388.747 contenedores amarillos (5.239 contenedores más que en 2021) en las calles. A estos se suman más de 56.400 papeleras de colores en lugares como aeropuertos, estadios de fútbol, bares… para reciclar cuando no estamos en casa.