Luis Miguel Torres, experto en dolor

"Tenemos remedios para el dolor crónico pero no se pueden aplicar a todos los pacientes por falta de recursos"

El doctor Luis Miguel Torres ha estado en Barcelona en un Congreso sobre artrosis donde ha expuesto cómo el tabaco perjudica esta dolencia y ha advertido de que no se debe fumar

Luis Miguel Torres, presidente de SEMDOR y jefe de tratamiento del dolor del Hospital Puerta del Mar, en Cádiz.

Luis Miguel Torres, presidente de SEMDOR y jefe de tratamiento del dolor del Hospital Puerta del Mar, en Cádiz. / Elisenda Pons

Patricia Martín

El doctor Luis Miguel Torres lleva 40 años dedicado a aliviar el dolor. Como presidente de la Sociedad Española Multidisciplinar del Dolor, SEMDOR, exige planes que multipliquen el número de unidades especializadas en dolor crónico –que es aquel que aparece más de cuatro días a la semana y se extiende más de tres meses–; dado que la lista de espera puede superar el año pese a que se trata de una enfermedad –no un síntoma– muy limitante. Recientemente ha estado en Barcelona en un Congreso sobre artrosis donde ha expuesto cómo el tabaco perjudica esta dolencia y ha advertido de que no se debe fumar. Sin embargo, si ya se tiene este hábito y no se puede abandonar, recomienda que se opte por el vapeo con nicotina pero sin combustión.

El último barómetro del dolor crónico indica que lo sufren el 26% de los españoles, un porcentaje que ha ido en aumento en los últimos años. ¿Por qué?

Efectivamente la prevalencia está aumentando, sobre todo en mujeres, en las capas más desfavorecidas y en mayores. Es una tendencia que viene de lejos debido al aumento de la edad de la población, a la cronificación del dolor y a que, hasta ahora, la sociedad aceptaba el dolor como un mal necesario. Sin embargo, ahora existe la idea de que no tiene por qué ser limitante y la gente reclama más atención.

¿Cuál es el perfil de los pacientes? 

Mujeres, gente con peor nivel educativo y adquisitivo, que llevan peores hábitos de vida, y también ancianos. El dolor crónico más acusado es el de espalda, que es una auténtica epidemia. En segundo lugar, estaría el dolor producido por artrosis de rodilla, cadera y hombro. Y en tercer lugar, el dolor oncológico.

La prevalencia del dolor crónico está aumentando, sobre todo en mujeres, en las capas más desfavorecidas y en mayores

¿La respuesta que ofrece el sistema sanitario es la adecuada?

Desgraciadamente no porque hay una cantidad enorme de pacientes y pocas unidades del dolor, apenas unas 100 o 150, que no pueden atender a todos. Además, las personas con dolor crónico no se curan, tienen que seguir recibiendo asistencia y las unidades no tienen capacidad. Y en la atención primaria, que sería el otro nivel, no hay tiempo ni medios para hacer el diagnóstico y el seguimiento. Por tanto, es urgente que haya planes contra el dolor para atender a los pacientes de manera personalizada. Hay que tener en cuenta que un paciente con dolor crónico está incapacitado para caminar, salir a la calle, todo el día vive en ese dolor y la calidad de vida es pésima.

¿Qué respuesta debería dar el sistema sanitario?

Primero hay que cambiar la percepción. El dolor crónico no es un síntoma, es una enfermedad y tiene que ser tratada de forma multidisciplinar porque ningún médico por sí mismo es capaz de dar respuesta a la complejidad del dolor. Se necesitan equipos multidisciplinares en torno a una unidad hospitalaria con anestesiólogos, neurólogos, neurocirujanos, rehabilitadores, etcétera. Y para ello se precisan de planes y dotaciones económicas que ahora mismo no hay. Es una de las reclamaciones de SEMDOR para unos pacientes que, evidentemente no se van a morir, como un paciente de cáncer, pero su vida es un infierno. 

"Hay una cantidad enorme de pacientes y pocas unidades del dolor, apenas unas 100, que no pueden atender a todos"

¿El dolor no tiene cura?

El agudo, como el provocado por una fractura o una herida, sí. Pero el dolor crónico se transforma en una enfermedad porque pasados tres o seis meses se producen unos circuitos de memoria que luego se va recordando e implican que, aunque el paciente se cure, seguirá sintiendo dolor. Y el dolor neuropático, las migrañas o la patología vertebral no tiene curación debido a la degeneración, pero sí tienen alivio. El problema es que a veces se trata de alivios parciales que duran unos seis meses. Sin embargo, si la unidad está llena y en vez de repetir el tratamiento se demora dos o tres años, se cronifica aún más.

¿Qué avances ha habido en los últimos años?

Desde el punto de vista farmacológico, pocos. Pero ha habido dos avances muy importantes. El primero, conceptual. Hasta hace poco se consideraba el dolor como síntoma y ahora se sabe que es una enfermedad crónica, lo que cambia la perspectiva de sanitarios y pacientes. El segundo gran avance ha sido tecnológico. Disponemos de dispositivos de radiofrecuencia para actuar sobre los nervios, de láser para las hernias, de estimulación de la médula espinal, de tratamientos regenerativos con plaquetas y con células madre. Y esto complica aún más el problema. Porque un fármaco lo puede recetar cualquier médico, pero estos tratamientos requieren de médicos especializados y de unidades que dispongan de la tecnología. Por ello, sí tenemos el remedio, pero es difícil de aplicarlo a la población en general, por la falta de recursos. 

"La espera media, en la mayoría de las unidades del dolor, supera el año para la primera visita"

¿Cuál es la espera media para ser tratado en una unidad del dolor?

Supera el año para la primera visita. Y la segunda sesión, que debería ser al cabo de seis u ocho meses, puede demorarse hasta dos años.

¿Qué pueden hacer los pacientes para prevenir el dolor? 

Tener hábitos de vida saludables, como realizar ejercicio físico y tener el peso adecuado.

Recientemente ha participado en un congreso en Barcelona, donde ha explicado cómo el tabaco afecta a la artrosis.

El tabaco, sobre todo el quemado, que no solo lleva nicotina sino otras sustancias, especialmente alquitrán, produce graves problemas pulmonares y respiratorios. Esto repercute de manera directa sobre las articulaciones y hace que los pacientes tengan menos actividad física. Por eso mi recomendación es que no se fume nunca. Sin embargo, en los casos que el paciente no quiera dejar de fumar o no pueda, en lugar de fumar cigarrillos, sería recomendable que se usen sistemas donde solo se inhale nicotina sin calor. La nicotina es mala en sí misma pero tiene algún efecto positivo, puede ser sedante o tener alguna actividad analgésica, pero no son buenas las demás sustancias que rodean al tabaco. Además, si alguien quiere consumir un cigarrillo electrónico, tiene que hacerlo con nicotina, porque hay algunos sucedáneos en los que se inhalan muchas cosas que no están bien estudiadas, que pueden ser incluso más perjudiciales que la nicotina. La recomendación es no fumar, pero si no se puede o no se quiere, en lugar de cigarrillo convencional, usar sistemas que lleven nicotina sin combustión.