¿Por qué los anuncios se centran en la comida basura?

Los menores europeos se exponen a una media de cinco anuncios publicitarios al día protagonizados por restaurantes de comida rápida o sobre la presencia de alimentos y bebidas altas en azúcar, sal o grasas

Una hamburgesa con patatas fritas.

Una hamburgesa con patatas fritas. / SHUTTERSTOCK

Saray Fajardo

Saray Fajardo

Manuel Turizo, Aitana, Sebastián Yatra o Saiko son sólo algunos de los artistas actuales que anuncian en televisión sus menús preferidos de cómida rápida. En ellos, no hay ninguna muestra de verduras ni fruta, sino que los protagonistas son una hamburguesa, patatas fritas y un refresco. En apenas un minuto, los productos se muestran de manera apetecible a través de imágenes y melodías que comportan que la población desee probarlos lo más pronto posible. Durante los últimos años, la televisión, Internet y las redes sociales se han llenado de anuncios de alimentos malsanos. Según un informe publicado por la Comisión Europea en 2021, bajo el título «Estudio sobre la exposición de niños a la comercialización lineal, no lineal y en línea de alimentos ricos en grasas, sal o azúcar», los niños europeos de entre 4 y 17 años estaban expuestos cada día a una media de 4,7 anuncios por día de alimentos y bebidas altas en azúcar, sal o grasas o de restaurantes de comida rápida en medios audiovisuales. En el caso de Internet, el porcentaje ascendía al 64 % entre los menores de 18 años. En este sentido, la publicidad ha dejado de estar presente sólo en la televisión, sino que ha dado un salto multiplataforma, lo que incrementa todavía más su presencia.

Ante estos datos, el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 puso en marcha el pasado 2020 un borrador del Real Decreto sobre regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida al público infantil. «Si nadie regula o protege a la infancia sobre la publicidad, nos vamos a encontrar que cualquier marca alimentaria pueda comunicar lo que quiera a menores. Esta regulación no atenta la libertad, sino que atenta la salud pública», explica el dietista-nutricionista y divulgador, Aitor Sánchez.

El experto denuncia que los niños que se exponen a anuncios de comida malsana tienen entre un 10 % y un 20 % más de posibilidades de seleccionar esos productos. Este efecto, en sus palabras, es todavía mayor entre los menores con sobrepeso, ya que la publicidad incrementa hasta un 60 % su ingesta. «Si la publicidad no influyera, las empresas no gastarían millones de euros en estos productos», explica.

Los niños, los perjudicados

En este sentido, la población infantil es la más vulnerable a este tipo de anuncios. A ellos van dirigidos productos dañinos para la salud para tomar durante el desayuno, como pueden ser algunos tipos de galletas o cereales, refrescos o productos como las hamburguesas, los alimentos rebozados o las patatas fritas. «Esta publicidad hace que el producto sea más apetecible y que lo deseemos», recalca.

Las empresas utilizan una gran cantidad de estrategias para atraer al público. «Se usan influencers y celebrities que los jóvenes admiran como modelos. Esto aumenta el interés por el producto y la intención de comprarlo, por lo que se acepta pagar más dinero por él», indica Sánchez, quien denuncia que «es mucho más frecuente en las empresas de alimentos malsanos porque tienen mayor presupuesto que en aquellas empresas del primer sector». En este sentido, aunque hay campañas con alimentos saludables que pueden ser interesantes, son «prácticamente la excepción y, a nivel de representatividad, son anecdóticas». Añade: «Las personas influyentes muy pocas veces se asocian con marcas saludables». La Organización Mundial de la Salud ya señaló que la inmensa mayoría de productos anunciados de 2012 a 2020 son malsanos.

Regalos como aliciente

Otro de los incentivos que utilizan las empresas para atraer a los menores a comprar este tipo de alimentos es la presencia de regalos. «Los cromos, los huevo kinder, los tazos u otros juguetes incitan a la compra», afirma Sánchez. Ante esta situación, algunos países como Chile han prohibido regalar juguetes con alimentos poco saludables. «Hay que regular de una vez la publicidad de alimentos malsanos a menores porque atenta directamente contra la salud pública», concluye el experto.