Un armario empotrado. Es la última ocurrencia detectada por la policía en el amplio espectro de recintos que los traficantes de marihuana suelen aprovechar para sacar adelante su producción en las condiciones que sea.

Agentes del grupo de Policía Judicial de la comisaría de Mislata habían recibido una información, según la cual alguien podía estar cultivando marihuana en una vivienda de un edificio del municipio, a juzgar por el olor que emanaba del domicilio. Los policías se acercaron al lugar y percibieron personalmente el inconfundible olor de esa planta.

Así las cosas, los agentes optaron por subir a la vivienda del sospechoso y llamaron al timbre. Aunque inicialmente el presunto traficante no contestó, finalmente optó por franquear la entrada a los policías, a quienes permitió inspeccionar la casa.

En un primer momento, los agentes de la comisaría de Mislata descubrieron varias plantas de marihuana, en proceso de secado, dentro de una habitación. Cuando abrieron el armario empotrado de esa estancia, comprobaron que el mueble había sido convertido en un auténtico criadero de marihuana en miniatura.

El inquilino de la vivienda había forrado todo el interior del armario con papel de plata para aprovechar al máximo el calor que procuraba a las plantas con una lámpara instalada en una placa, también de aluminio. Además, tenía colocado un ventilador y productos químicos para estimular el crecimiento y fortalecer los plantones. El joven, de 27 años y sin antecedentes, fue dejado en libertad tras prestar declaración en comisaría y ahora deberá hacerlo ante el juez.