«¡Mamá, no te mueras, por favor, no te mueras!». Es el grito desesperado que lanzó el único hijo de María Ángeles, un chico de sólo 11 años, cuando vio a su madre caída sobre un charco de sangre en la cocina. Un vecino escuchó esa llamada y llamó al 112 a las 11.52, pero ya era demasiado tarde. Cuando los agentes de la Policía Local entraron en la vivienda, que se encuentra a 200 metros escasos del lugar del crimen, ya era demasiado tarde: la mujer no tenía signos vitales.

María Ángeles era la menor de tres hermanas, hijas del que fue el primer jefe de la entonces Policía Municipal de Paiporta, el cabo Alonso, allá por los años 70.

Fue precisamente la hermana mayor de la víctima quien ayer acudió al lugar tras ser alertada por la Guardia Civil, para que se hiciera cargo del menor. «¿No voy a volver a ver a mamá, tía?», le preguntó el niño, testigo directo del brutal asesinato.

Sin orden de protección

Aunque María Ángeles había denunciado policialmente a Oumar hace dos años y éste había sido detenido, no se llegó a decretar ninguna orden de protección sobre la mujer, por lo que no había ninguna orden de alejamiento en vigor derivada de ese proceso, posiblemente porque la víctima debió retirar la acusación contra su presunto maltratador.