El Juzgado de Instrucción número 7 de València, en funciones de guardia, envió a prisión el pasado lunes a dos hombres de 42 y 43 años de edad acusados de haber desvalijado al menos 75 máquinas tragaperras en otros tantos bares de València y de otros municipios de la provincia mediante un método nunca antes detectado en València: provocaban un cortocircuito interno después de taladrar en un punto preciso de la máquina. Como esta seguía funcionando con normalidad, los responsables de su instalación tardaron semanas en detectar lo que estaba sucediendo.

Uno de los denunciantes, Juanjo García, dueño de una de las empresas instaladoras de tragaperras, mostró ayer su satisfacción por el ingreso en prisión de los ladrones. «Es la primera vez que vemos algo así. En el vídeo se aprecia cómo manipulan la máquina y cómo meten una varilla, y en ese momento, empiezan a salir las monedas».

Ese vídeo, grabado por las cámaras de seguridad de uno de los bares donde entraron a robar los ahora encarcelados, ha sido fundamental para identificarlos y detenerlos. El propietario del local, ubicado en Malilla, explicó ayer a Levante-EMV que «los policías del grupo de Robos tenían el vídeo porque estaba circulando entre propietarios de bares para alertarnos unos a otros. Y, por lo visto, supieron qué bar era porque consiguieron descifrarlos a partir de la camiseta con el logo del local que vestía la camarera».

Ese vídeo también sirvió para que el dueño de otro bar al que le había llegado el archivo a través de un chat de hosteleros -llevaban semana advirtiéndose unos a otros- llamase a la Policía tras reconocer a los sospechosos en cuanto pusieron el pie en su local. Sucedió, al parecer, el jueves pasado y fue la llamada que permitió localizar y detener a los sospechosos, que el lunes pasaron a disposición judicial.

Alrededor de 30.000 euros

Los robos eran cometidos a plena luz del día y a pesar de la presencia de los clientes y los camareros en los bares. Para ello, tal como se aprecia claramente en la grabación aportada por uno de los perjudicados, ocultaban un pequeño taladro en un bolso en bandolera.

Mientras uno le cubría -ambos son muy corpulentos-, el otro taladraba a través de la bandolera. Luego, se intercambiaban los papeles y era el segundo quien simulaba jugar para insertar dos varillas en los agujeros abiertos antes. Así, lograban cortocircuitar la máquina, que daba como premio «todas las monedas de un euro».

La grabación fue realizada «el 7 de noviembre, a las cinco de la tarde», pero el robo no fue descubierto por Juanjo García hasta siete días más tarde, al ver que el cajetín de las monedas más valiosas estaba vacío.

Tras tomarles declaración y examinar el atestado policial, la jueza decidió enviar a prisión a los dos presuntos ladrones, ambos con antecedentes y sin domicilio. En los 75 robos que se les imputan por el momento, habrían obtenido unos beneficios próximos a los 30.000 euros, ya que la mayoría de botines rondaban los 350 euros de media.