La avería del ordenador de un pederasta permitió destapar hace justo un año cómo éste había violado y grabado en reiteradas ocasiones a su sobrina, de solo catorce años, en una localidad del Camp de Morvedre que Levante-EMV no desvela para preservar el anonimato de la menor. Ahora el procesado, de 53 años y en prisión provisional desde entonces, se enfrenta a una pena de 19 años de cárcel por un delito continuado de abuso sexual a menor de edad y otro de corrupción de menores.

El acusado llevó su ordenador de sobremesa a reparar a un establecimiento de informática e insistió al encargado para que recuperara dos carpetas con el nombre de «Flores frescas» y «El comienso». Fue entonces cuando los técnicos descubrieron ocultas en las mismas los archivos pornográficos en los que se veía a esta persona teniendo sexo explícito con una menor, quien resultó ser su sobrina de catorce años. Como ya adelantó en su día este periódico, todo ello permitió la detención del ahora acusado.

En el juicio celebrado ayer en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de València el acusado confesó haber tenido sexo con la menor, que sabía perfectamente la edad que tenía ella, y que era consciente de que estaba haciendo «algo malo». Respecto a si le pagaba por mantener relaciones sexuales y para grabarlas, el procesado lo negó inicialmente pero acabó reconociendo que «a veces le daba dinero para recargar el móvil, pero no siempre que me acostaba con ella».

Alega alcoholismo

Asimismo, su defensa trató de introducir algún tipo de atenuante como su adicción al alcohol, también reconocida por la propia víctima. «Siempre estaba bebiendo, sobre todo vino a casi todas horas», apuntó la joven, quien sí asegura que su tío le ofrecía dinero y le pagaba después de cada encuentro sexual.

La menor también relató que en ocasiones sí sabía que su tío grababa las violaciones, pero en otras no se lo decía o se lo ocultaba. Finalmente, cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo con ella, dejó de ir a su domicilio y cortó todo tipo de contacto con él y bloqueó su número. Después del interrogatorio, la víctima quiso añadir antes de abandonar la sala que sospecha que el acusado podría haber hecho lo mismo con otras niñas. «Que lo investiguen, hay más», apuntó.