Un hombre que buscaba chatarra en una ladera montañosa a espaldas del Hospital de la Ribera localizó a primera hora de la tarde de ayer restos óseos humanos. Un pantalón corto del que sobresalía un hueso de cadera y un fémur junto a unas chanclas fue el primer indicador, pero el rastreo realizado por agentes de la Policía Nacional permitió localizar otras partes del cuerpo, entre ellas el cráneo, del que se presume que puede ser de un varón y un segundo fémur. Los restos se encontraban muy esparcidos en esta loma que tiene acceso desde el Camí de la Perrera, en un extremo del parking de urgencias del hospital, ya que la parte superior está delimitada por los muros perimetrales de una alineación de chalés del alto Torrejó.

La policía ha abierto una investigación para tratar de identificar a quién pertenecen los huesos y las causas de la muerte. El estado de los restos evidencia que el fallecimiento ocurrió hace meses, si bien los investigadores no descartan que hayan aparecido tan esparcidos por las lluvias de otoño o por la acción de la fauna salvaje.

El hallazgo se produjo en torno a las 14.30 horas de ayer cuando un hombre que se había adentrado en esta zona forestal en busca de chatarra se topó con los huesos y rápidamente bajó al hospital para alertar de la presencia de lo que ya presumía un cadáver, si bien en el centro sanitario le indicaron que correspondía dar parte a la policía.

Agentes de la Comisaría de Alzira confirmaron que se trataba de restos humanos y acordonaron la zona -la policía estuvo regulando el tráfico en el Camí de la Perrera durante la tarde- al comprobar que se encontraban muy esparcidos por la montaña. La policía desplazó a Alzira al grupo de Homicidios, que se ha hecho cargo de la investigación, y al Laboratorio de Actuaciones Especiales (LAE) de la Policía Científica, que inspeccionó la zona. Los efectivos que participaron en el rastreo fueron localizando nuevos restos óseos, entre ellos el cráneo.

La investigación abierta busca identificar a la víctima y, con ese objetivo, los agentes trabajan en comprobar si los huesos pudieran ser de alguna persona desaparecida, mientras que corresponderá al forense estudiar si hay alguna señal de muerte violenta. El primer estudio superficial no detectó indicios que apunten en esa dirección. La ropa encontrada con los huesos hace prever que la muerte se produjo en época estival. La investigación también deberá confirmar si el fallecimiento se produjo en el lugar donde han aparecido los huesos.

Se trata de una pequeña zona forestal rodeada de campos abandonados y delimitada por la parte superior por los chalés del tramo final de la calle Sagrada Familia, en la parte más alta del barrio del Torrejó. Los restos óseos han sido trasladados al Instituto de Medicina Legal de València, donde los antropólogos forenses los analizarán.