En menos de un mes y sin todavía haber resuelto la fuga de un preso de los calabozos de la Ciudad de la Justicia de València, un segundo detenido que permanecía custodiado por la Policía Nacional en dependencias judiciales se escapó ayer a la carrera tras correr el pestillo de su celda con una zapatilla. Si en el anterior caso, ocurrido el pasado 7 de octubre, el fugitivo utilizó los cordones del calzado a modo de lazo para deslizar el pasador, en esta ocasión sí que se le habían retirado los mismos al arrestado por un delito de hurto -como se hace con todos los detenidos en cualquier calabozo- pero ni siquiera ello habría impedido la fuga, lo que pone en tela de juicio el sistema de cierre de seguridad con el que cuentan las celdas de los juzgados de València.

Esta vez la fuga de Rafael G. S., de 37 años y que tenía que comparecer ante el Juzgado de Instrucción número tres de València por un delito de hurto, apenas duró ocho horas. Agentes de la Policía Judicial de la comisaría de Paterna lo arrestaron a las 18.30 horas de ayer cuando salía de casa de un conocido suyo, en el casco urbano paternero. El delincuente, con un amplio historial delictivo, sobre todo por delitos contra el patrimonio, fue sorprendido en plena calle por dos agentes de paisano que le dieron el alto al reconocerlo. Pese a que trató de escapar nuevamente corriendo, como había huido horas antes por una de las salidas de emergencia de los juzgados, los policías salieron tras él y lograron neutralizar su fuga.

La Policía Nacional ha abierto una investigación para establecer qué está ocurriendo para que en menos de un mes ya se han hayan producido dos fugas, con un modus operandi similar, de los calabozos de la Ciudad de la Justicia de València. La posible falta de personal que controle el pasillo donde están las celdas y un agente que en todo momento controle las cámaras de seguridad que enfocan la salida de los citados calabozos podrían ser algunos de los defectos detectados tras estas dos fugas.

Asimismo, desde el Cecon de los juzgados, centro de control donde se tiene acceso a todas las cámaras de videovigilancia de las instalaciones judiciales, tampoco se detectó a tiempo ninguna de las dos fugas. En la anterior ocasión, el preso huido, que acababa de aceptar una pena de tres años de prisión por un delito contra la salud pública, salió por la puerta principal completamente tranquilo y sin levantar sospechas al no haberse percatado a tiempo que ya no estaba en la celda.

Esta vez los hechos fueron detectados en torno a las 10.30 horas de ayer cuando saltó la alarma de una de las salidas de emergencia situadas junto al juzgado de guardia de València. Rápidamente uno de los policías nacionales de la unidad adscrita a la Generalitat y un vigilante de seguridad, quienes se encontraban en las proximidades, salieron tras el sospechoso pero éste logró escapar al tener varios metros de ventaja sobre éstos.

El detenido había sido puesto a disposición del Juzgado de Instrucción número tres de València, en funciones de guardia, a primera hora de la mañana por un delito de hurto, aunque ni siquiera había declarado ante el juez cuando protagonizó la huida de calabozos. Además pesaba sobre él una reclamación judicial, de ahí su interés en tratar de escapar a toda costa.

El pasado mes de octubre otro delincuente de 48 años logró burlar la seguridad de las instalaciones y escapó por la puerta principal sin ninguna dificultad después de aceptar una pena de tres años de prisión por tráfico de drogas y circular sin carné.