La muerte de la mujer fallecida en la madrugada del pasado 17 de febrero, horas después de haber comido con su marido y su hijo en el restaurante RiFF de València, no tiene su origen en las colmenillas que el dueño del local, con una estrella Michelin, sirvió ese día a los comensales dentro de uno de los menús degustación, por lo que no hay una relación de causa-efecto directa entre ambos hechos.

Es una de las conclusiones de los forenses en el informe definitivo de la autopsia, lo que ha llevado a la Fiscalía a solicitar el archivo de la causa porque, dice, no se le puede imputar al chef Bernd H. Knöller ni a su equipo «conducta de riesgo» que, «por acción o por omisión» hubiese favorecido la muerte de la clienta.

Así queda reflejado en el escrito fiscal, recibido ayer por el juez, y en el que se solicita el sobreseimiento provisional de la causa penal , tal como adelantó ayer en exclusiva Levante-EMV en su edición digital. Si el juez accede, la familia de la fallecida y los otros 30 comensales que sufrieron un cuadro leve de intoxicación -de los más de 80 que pasaron por las mesas del RiFF entre el 12 y el 16 de febrero pasados- tendrán que recurrir a la vía civil para reclamar algún tipo de responsabilidad.

En cuanto al origen de la intoxicación masiva, ni el Instituto Nacional de Toxicología ni el de Medicina Legal han logrado encontrarlo. De hecho, el fiscal admite en su escrito que «no se ha determinado la etiología exacta de la gastroenteritis». El informe de Toxicología, al parecer, se limita a describir la posible toxicidad de las colmenillas, en genérico, y que una de las manifestaciones es la gastroenteritis, sin ser capaz de aclarar si, efectivamente, en este caso provocaron los vómitos de los clientes. Tampoco habla de los resultados de los análisis del resto de muestras tomadas.

En cuanto a los forenses, llegan a elucubrar con que la gastroenteritis estaría «posiblemente relacionada» con el consumo de setas, pero sin aportar datos analíticos, ya que su función era averiguar la causa de la muerte. Así, según su estudio histopatológico, la mujer tenía «unas alteraciones cerebrales y renales previas que puede desencadenar la muerte súbita», y fue en ese contexto, seguramente desconocido para ella y su entorno, en el que los vómitos derivados de la gastroenteritis la llevaron a perder el conocimiento. Estando desvanecida, parte del vómito entró en el aparato respiratorio, causando la broncoaspiración que le produjo la muerte, tal como adelantó este diario a finales de febrero.