El agredido sufrió lesiones en la cara, los tobillos, las rodillas, las muñecas y la rotura de un diente por la que requiere de tratamiento odontológico. Los ahora condenados le golpearon por todo el cuerpo, con las manos y las piernas, así como con un cinturón y unas alicates para obligarle a decirles dónde tenía el dinero. Pese a la paliza e incluso después de reanimarlo con cubos de agua al perder el conocimiento, los agresores tuvieron que marcharse sin lograr su propósito y sin botín.