Laudencio Vallejo, un asturiano de 61 años, llevaba una vida supuestamente tranquila en València. Después de haber superado sus problemas con el alcohol y tras su paso por un centro de rehabilitación, en los últimos años no parecía tener problemas económicos. De hecho, según sus conocidos, solía portar bastante dinero en metálico de la compraventa de antigüedades porque no era muy afín a los bancos y a las tarjetas de crédito. Esto puede ser lo que atrajera a sus dos presuntos homicidas, según la hipótesis del robo que se maneja. Aunque también se investiga si el fallecido había contraído algún tipo de deuda.

Su cadáver fue encontrado maniatado y con precinto en la boca en la planta baja de la calle Planas de València, donde vivía y guardaba su furgoneta, una Peugeot blanca, que utilizaba para trasladar los muebles antiguos que vendía en el rastro de la capital del Túria.

Los primeros resultados de la autopsia confirmaron ayer que el sexagenario murió como consecuencia de una asfixia mecánica por obstrucción de vías respiratorias, como apreció el forense que acudió al levantamiento del cadáver y realizó una primera inspección ocular del cuerpo.

Una de las cuestiones pendientes de determinar es la voluntariedad de los presuntos homicidas a la hora de acabar con la vida de Laudencio, o si la víctima se asfixió con la cinta adhesiva que portaba en la boca cuando era retenido por sus agresores.

El viandante que alertó a la policía minutos antes de las cuatro y media de la tarde del jueves asegura que escuchó a alguien pedir socorro tras ver entrar a uno de los arrestados en el citado bajo , situado a la altura del número 47 de la calle Planas, en el distrito de Russafa. La rápida intervención de la policía, cuyas dependencias de Zapadores se encuentran en las inmediaciones, hizo que los presuntos autores del crimen no tuvieran tiempo para huir.

Uno de ellos, de 43 años y nacionalidad ecuatoriana, logró esconderse bajo un vehículo y permaneció agazapado sin ser localizado durante casi una hora hasta que los agentes comenzaron a realizar la inspección ocular de la planta baja y descubrieron que no solo se trataba de un solo sospechoso, sino de dos. Ambos fueron arrestados y serán puestos a disposición judicial a lo largo del día de hoy o mañana tras ser interrogados por el grupo de Homicidios de la Policía Nacional.

El primero de los detenidos, de 66 años y origen uruguayo, ofreció resistencia y tuvo que ser reducido en el suelo por la policía, según indicaron testigos de la detención. Laudencio era poco conocido entre el vecindario. «Lo veíamos salir a pasear con su perro y cuando cargaba muebles para ir a vender al rastro», explicó María, quien reconoce que hace años el fallecido atravesó un mal momento y le daban el excedente de pan de la panadería donde trabaja para repartirlo entre sus compañeros del centro de rehabilitación. «Eran otros tiempos».