Tenía 21 años y estaba cumpliendo condena en el centro penitenciario de Picassent por un robo con violencia cuando en abril de 2014 la emprendió a golpes con otro preso que entró en su celda, supuestamente armado con un ‘pincho’ carcelario, para saldar cuentas por una pelea que habían tenido esa misma mañana. 27 días después la víctima, Dimitros Facharidis, de 30 años y origen griego, fallecía en el hospital como consecuencia del traumatismo craneal y daños en el pulmón. Ahora el acusado, que fue detenido el pasado mes de diciembre tras un año en busca y captura, ha aceptado diez años de prisión por un delito de asesinato.

El Ministerio Fiscal solicitaba inicialmente 17 años de cárcel pero tras el acuerdo de conformidad alcanzado con la defensa del procesado, se le rebaja la pena a diez. En el juicio, celebrado ante un jurado popular, se practicará la mínima prueba necesaria dado el reconocimiento ayer de hechos por parte del acusado.

Es la segunda vez que se juzgan estos hechos después de que un jurado lo declarara culpable pero el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat revocó la sentencia, que le imponía trece años y medio, y ordenó repetir el juicio al apreciar contradicciones en el veredicto.

Según el relato del fiscal, el acusado propinó varios puñetazos a su víctima hasta que lo derribó. Una vez en el suelo, y «pese a ser consciente de que éste se hallaba inerme y sin capacidad alguna de reacción a causa de los golpes recibidos», siguió golpeándolo con puñetazos y patadas, así como con unos tacos de madera que solía utilizar a modo de mancuernas para hacer flexiones.