La historia se repite, una persona con una enfermedad mental acaba de forma violenta con la vida de uno de sus progenitores. Es el segundo caso en apenas quince días en la misma localidad, Aldaia, y el tercer parricidio en los últimos dos meses en la comarca de l’Horta, tras el ocurrido en Moncada el pasado 4 de septiembre. En ese caso el parricida también padecía una enfermedad mental, al igual que en las dos muertes registradas en Aldaia, en la madrugada de ayer y el pasado 22 de octubre.

No se trata de crímenes aislados en los que el autor asesina de forma consciente a sus víctimas —dos madres y un padre—. Detrás de estos homicidios está un problema social, humano y que se podría atajar con los recursos adecuados. En esta ocasión ha sido un hombre de 49 años el que ha matado a cuchilladas a su padre, de 76 años. Omitimos sus nombres por expreso deseo de la familia.

«He matado a mi padre, he matado a mi padre», repitió dos veces el parricida, que padece una esquizofrenia paranoide, tras acudir voluntariamente al retén de la Policía Local de Aldaia. Portaba las manos ensangrentadas y cubiertas con una sábana blanca.

Los agentes le pidieron que se destapara las manos, por si todavía portaba el arma homicida, ya que apuntó que lo había matado a cuchilladas. Eran poco antes de las dos de la madrugada. Inmediatamente los policías locales alertaron a la Policía Nacional y éstos se trasladaron de inmediato al domicilio, en una calle de la localidad no muy lejos del propio retén de policía, y comprobaron la veracidad de la confesión.

La víctima estaba en su cama, con varias heridas letales. La Policía Nacional intervino el arma homicida, un cuchillo de cocina, que estaba tirado junto al lecho. En la vivienda, en la que residían el presunto parricida junto con sus padres, se encontraba también la madre, quien tuvo que ser atendida de una crisis nerviosa por los sanitarios.

Horas más tarde la mujer todavía estaba en estado de shock por lo ocurrido. «No puedo ni hablar, es mi hijo y mi marido, ..., estoy limpiando su sangre». En la vivienda estaba acompañada de su otro hijo, quien prefirió no hacer declaraciones y pidió máximo respeto ante el dolor por lo ocurrido.

Su hermano, que padece de esquizofrenia, ya había protagonizado algún incidente reciente, pero nunca se había mostrado como una persona agresiva. Al parecer, y a la espera de que sea examinado por los psiquiatras forenses, el detenido habría sufrido un brote, durante el cual cogió un cuchillo de cocina y atacó mortalmente a su padre mientras éste descansaba en su cama.

Los vecinos de la finca ni siquiera sabían ayer que se había producido un crimen. Algunos de ellos «escucharon gritos» por la noche, pero no conocieron el alcance de lo sucedido hasta varias horas después. «He venido a las tres y estaba ya la policía, pero no sabía por qué, mi mujer estaba durmiendo y no escuchó nada», aseguraba otro vecino.

La vivienda fue inspeccionada durante la madrugada por la Policía Científica para recoger las evidencias del crimen, del que se ha hecho cargo el grupo de Homicidios de la Policía Nacional de València, que con este acumula seis investigaciones por muertes violentas en solo dos semanas.

El parricida confeso fue atendido por el equipo médico de una ambulancia del SAMU y trasladado a un hospital de València, en cuya unidad de Psiquiatría permanece ingresado dada su enfermedad mental.

Es el segundo parricidio en Aldaia en apenas quince días después de que el pasado 22 de octubre, un hombre de 57 años, también con esquizofrenia de tipo paranoide, degollara a su madre. El parricida también confesó su crimen, en este caso telefoneando a la policía. Según indicaron familiares a Levante-EMV, la psiquiatra le había retirado meses antes la inyección mensual de su medicación, lo que probablemente le habría desestabilizado.