Fiestas, música, alcohol hasta altas horas de la madrugada y sexo en unas instalaciones militares junto al centro de menores de sa Coma, en Ibiza. Un comportamiento que les ha costando una sanción a tres militares destinados al cuartel de Bétera.

Los soldados borrachos CASorinaron en el exterior de los edificios; otro andaba en calzoncillos jugando en la mesa de ping pong de ese centro donde los niños tutelados por la administración no podían dormir por el escándalo. Con mujeres entrando y saliendo de la base del Destacamento de la Unidad Militar de Emergencias (UME) en Ibiza.

Las juergas de los dos soldados y el cabo que integraban el destacamento de la UME en la isla entre el 19 de agosto y el 11 de septiembre de 2020 (en plena segunda ola de covid) y que estaban destinados en el Tercer Batallón de Intervención de Emergencias (BIEM III), ubicado en la Base Militar Jaime I de Bétera y formaban parte de la 5ª rotación del Destacamento semifijo en sa Coma han salido caras.

Activarse en una hora

El comportamiento poco edificante de quienes tenían como cometido activarse como máximo en una hora ante incendios forestales graves es considerado falta grave por el Tribunal Militar Central, que ha rechazado los recursos de los tres militares y ha confirmado una sanción de 20 días de arresto en establecimiento penitenciario militar para cada uno de los soldados y 25 días para el jefe del Destacamento. Fue personal del Consell de Eivissa el que denunció la conducta inapropiada de los militares a sus superiores (el teniente coronel jefe del BIEM III, y el comandante jefe del Núcleo de Operaciones del BIEM III), que pusieron en marcha la investigación que acabaría en la apertura de un expediente.

El Centro de Menores y la base de la UME se encuentran a unos 25 metros de distancia, en el recinto de sa Coma, cuyo acceso está controlado. Nadie puede entrar y salir a su antojo. Los militares de la UME se alojan en un edificio cedido por el Consejo de Ibiza, en virtud de un convenio con el Ministerio de Defensa.

La sentencia sostiene que «se organizaron reuniones con personal civil, en las que se ingería alcohol careciendo de autorización, de modo que como consecuencia de esta ingesta de alcohol no se encontraban en condiciones de conducir los vehículos de servicio». Por tanto, en caso de una emergencia (un incendio forestal), los militares cuyo cometido era reaccionar rápidamente para intervenir cuanto antes.