Se enfrenta a la prisión permanente por asesinar a un niño al incendiar la finca donde vivió su expareja

La madre del pequeño, de tres años, y otros dos de sus hijos, también menores, tuvieron que ser hospitalizados y sufren graves secuelas

El acusado prendió fuego a los enseres y muebles que había en el rellano del cuarto piso.

El acusado prendió fuego a los enseres y muebles que había en el rellano del cuarto piso. / Ignacio Cabanes

Un intento de crimen machista en la Malva-rosa de València, usando el fuego como arma, se cobró la vida en diciembre de 2020 de un niño de solo tres años y dejó gravemente heridos a dos de sus hermanos y a su madre, quienes ni siquiera conocían al homicida. El presunto autor del incendio, cuyo objetivo criminal era su expareja, se enfrenta ahora a una petición de pena de prisión permanente revisable, la máxima condena que contempla el Código Penal español, por el asesinato de esta víctima especialmente vulnerable por razón de su edad.  

Rafael A. B., de 48 años, desconocía que su expareja y madre de su hijo ya no vivía en dicho inmueble y que, de hecho, se acababa de cambiar de domicilio fruto del acoso que sufría por parte de éste. Así, tras permanecer en las inmediaciones observando los movimientos de la gente que entraba y salía de la finca, situada en el número 77 de la calle Malva-rosa, «pensando que su ex seguía viviendo allí» y con la intención de «vengarse de ella» por no querer tener ningún tipo de relación con él tras haber roto un mes antes, el acusado prendió fuego a los enseres y muebles que había en el rellano del cuarto piso, provocando de esta forma un voraz incendio, cuyo humo se propagó a la planta superior donde estaba esta vecina y sus tres hijos menores de edad.

El presunto asesino desconocía que su expareja ya no vivía allí y se había mudado fruto del acoso que sufría

Aunque su objetivo real no fuera el causar ningún daño a estos vecinos y mucho menos matar a uno de los niños, como así fue, la Fiscalía considera que el acusado –en prisión provisional desde su detención en Murcia una semana después del crimen por agentes del grupo de Homicidios de la Policía Nacional de Valencia– «provocó el incendio sabiendo y aceptando que podía causar con él la muerte o lesiones graves a los moradores del edificio y sabiendo que muchos de ellos eran menores de edad».

Un jurado popular deberá pronunciarse entre otros aspectos sobre este dolo eventual, clave en este crimen de motivaciones machistas –no aceptaba la ruptura de la relación y que su ex no quisiera saber nada de él–, con una víctima mortal colateral que apenas tenía tres años de vida, el pequeño Joel, y otros tres heridos con graves secuelas; sus dos hermanos de seis y ocho años y la madre de los niños, de 39.

El fiscal solicita para el acusado la máxima pena, la prisión permanente revisable, como autor de un delito de incendio con peligro para la vida e integridad de las personas, en concurso ideal con el delito de asesinato a víctima menor de 16 años, y tres delitos de lesiones. Asimismo, en concepto de responsabilidad civil las indemnizaciones ascenderían al medio millón de euros.

Prendió fuego a unos muebles

Los hechos ocurrieron el 10 de diciembre de 2020 cuando Rafael A. B. se desplazó hasta València desde Murcia, donde residía y donde había convivido con la que había sido su pareja durante veinte años. Tras la ruptura en noviembre de ese mismo año, la mujer había regresado a la capital del Túria, su ciudad natal y donde contaba con el apoyo de su familia. Aunque inicialmente estuvo viviendo con su madre y otros parientes en un cuarto piso de esta finca de la calle Malva-rosa, la mujer tuvo que marcharse a otra localidad, ocultando dicha información al acusado, que la estaba acosando.

Precisamente, un día antes del incendio sus parientes le ayudaron a sacar unos muebles y enseres que dejaron apilados en el pasillo de la cuarta planta del edificio, junto a la puerta del que había sido su domicilio temporal, a la espera de poder llevárselos en otro momento. Fueron estos mismos a los que prendió fuego el acusado: un sofá, una cajonera, una mesita, un armario, una cocina, una nevera, una lámpara, una lavadora y un horno, entre otros efectos. Todos ellos, en llamas, se convirtieron en una trampa mortal de monóxido de carbono para los vecinos del piso superior. Aunque los servicios de emergencias lograron rescatar a la mujer y sus tres hijos, debido al humo inhalado, el pequeño de ellos, de tres años falleció asfixiado sin posibilidad de defensa.