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Con Vicent «Castelló» en Borbotó

"A la huerta habría que intentar sacarle rendimiento turístico"

Huerta y pilota, sin importar el orden, son los dos factores que definen a esta pedanía dels Poblats del Nord

"A la huerta habría que intentar sacarle rendimiento turístico"

«El millor poble del món». Así se refiere Vicent «Castelló» a Borbotó, aunque en realidad se trate de una pedanía. Y pequeña, además. Con 718 habitantes en el padrón municipal de 2014, sólo tiene por detrás a Cases de Bàrcena (360) y Mauella (52) de las siete que conforman els Poblats del Nord. Rodeada por campos en plena efervescencia primaveral, la verdad es que se antoja una morada privilegiada en esta época del año. «Ver salir el sol y oir el canto de los pájaros es algo a lo que no podría renunciar», apunta un Castelló conocido en el mundo de la pilota amateur, y expresidente del club local. Aunque intentó dar el salto al profesionalismo, a la «escala i corda», aguantó dos años en juveniles. «No podía competir en ese primer nivel», admite. Separado por apenas 2,2 kilómetros de Valencia, en Borbotó no es oro todo lo que reluce. Falta más transporte público. «Necesitamos más autobuses. El 26 pasa cada 20 minutos y sólo llega hasta Benifaraig», señala. Ambulatorio hay, pero deja de prestar servicio por las tardes, por lo que si ocurre algo uno debe trasladarse a Valencia. Tampoco hay un polideportivo, por lo que toca ir hasta Vinalesa o Alfara. «Tenemos un parque, pero con pocos columpios», reclama ahora que tiene ocasión este electricista industrial.

La gran asignatura pendiente, sin embargo, es la explotación de la huerta. «Habría que sacarle un rendimiento turístico porque el agricultor no puede vivir actualmente del campo», apunta con conocimiento de causa. «Fer l'horta sostenible i rentable», reitera. Algo que en su opinión pasa por las instituciones públicas, por regalar el producto que se obtiene de la tierra a los turistas que visiten la zona, a cambio de un jornal para el labrador. Porque quedar, quedan ya pocos. «El Blanco, Maceta, Els Blanquillos, Ferminet...., pero todo son obstáculos», manifiesta. Peatonalizar calles y convertir Borbotó en parte de un recorrido que incluyera alquerías, sembrados y acequias? son ideas que le vienen a la cabeza en esa obsesión por explotar con la finalidad de preservar tanta riqueza natural. «No sé si es nuestra mentalidad la culpable, pero no aprovechamos nada de lo que tenemos», lamenta a sólo unos metros de unas matas aún sin frutos. Mejorar la accesibilidad, pues muchas aceras siguen sin estar adaptadas para las personas con movilidad reducida, continúa siendo también una de las reclamaciones más frecuentes de los vecinos de una pedanía cuyo principal motor económico durante el siglo XIX fue la producción de seda, trigo, cáñamo, habas y hortalizas. Ya en el diccionario de Madoz (1845-1850), se hablaba de un terreno en el que «todo es huerta, de buena calidad, plantada generalmente de moreras». La industria sedera de Valencia se abastecía en gran medida de pedanías como Borbotó, Massarrojos o Mauella. Tiempos lejanos ya.

La cita con Castelló tiene lugar en el Centre Municipal de Pilota, una apuesta decidida de algunos enamorados del juego autóctono, que compraron el terreno y lo cedieron al ayuntamiento de Valencia. El nombre de Francisco Balaguer surge inevitablemente ligado a ese proyecto, porque cuando Borbotó se propone algo acaba lográndolo. Huérfano de otras instalaciones deportivas, no es de extrañar que el espacio donde se practica la pilota se erija en punto de encuentro obligado. ¿Y el baloncesto, fútbol, tenis?, se interroga a Castelló, a lo que este contesta raudo y sin perder la sonrisa: «El que no fa pilota, no fa altra cosa».

Un vistazo a la wikipedia sirve para encontrar como personaje destacado de Borbotó a Francisco Camps, cuando en realidad la alquería de Felip, donde vivía el abuelo junto con sus seis hermanos y sus padres, figura en los mapas en el epicentro de Poble Nou. También fueron en su día noticia los enfrentamientos de los vecinos con el Ayuntamiento de Valencia por el agua del Pozo de Sant Isidre, una reivindicación histórica. En cuanto a sus fiestas, destacan les «casolaes» de Sant Antoni y las fiestas en honor a Santa Ana, patrona local. Y una recomendación de Castelló, la visita a la casa parroquial, donde se exhiben unas pinturas del maestro de Borbotó. «Dicen que fue discípulo de Juan de Juanes», aclara Castelló, mientras se apura para poder pelotear todavía un largo rato antes de volver a casa. «La pilota fa mal perque és una pedra, però és la meva passió», concluye.

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