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Caixa Popular, otra forma de hacer banca

Sede central de la entidad financiera en el Parc Tecnològic de Paterna.

El sector financiero valenciano ha visto cómo una apisonadora pasaba por encima suyo durante esta crisis, pero la hecatombe no ha sido absoluta. Hubo entidades que fueron gestionadas de forma ortodoxa y se han mantenido incólumes, incluso ya en fase de crecimiento. Es el caso de Caixa Popular, sobre cuya trayectoria se ha presentado esta semana un libro, escrito por Vanessa Campos, doctora en Economía Social y profesora de la Universitat de València, y Joan Ramon Sanchis,catedrático del mismo centro formativo y director del Instituto Universitario de Economía Social y Cooperativa (Iudescoop). «Caixa Popular. Un modelo de banca cooperativa, social y diferente» se propone analizar por qué en un sector que tiende a lo sistémico en cuanto a tamaño ha tenido éxito una entidad con 300 empleados, 64 oficinas y un volumen de depósitos de 1.100 millones, casi el pico de lo que en su día fueron Bancaja y la CAM.

Sanchis cree que el triunfo se debe a dos factores fundamentales: el carácter democrático que rige los destinos de la entidad „el 94 % de los empleados son socios y toman parte en las decisiones mediante la ecuación de un socio, un voto, independientemente de su capital„ y el hecho de ser una cooperativa de segundo grado, es decir, que detrás de ella están diversas cooperativas de numerosos sectores económicos que le dan respaldo, tienen acuerdos preferentes con ella y participan en las decisiones. El «alto grado de profesionalidad de sus directivos» y su condición de banco social, muy arraigado al territorio, como pone de manifiesto el hecho de que cada año destine el 10 % del beneficio a patrocinar todo tipo de actividades sociales, culturales y deportivas, son otros dos factores esenciales para el coautor del libro.

Este conjunto de características ha sido clave para que la entidad se mantuviera durante la crisis. Tras dos años de pelea para conseguir del Gobierno la autorización para operar, Caixa Popular fue fundada en 1978 en el entorno del efervescente movimiento cooperativo valenciano de finales de la dictadura franquista. Su nacimiento se produce por iniciativa de Covipo (Cooperativa de Viviendas Populares) y la cooperativa de servicios industriales Coinser. A modo de anécdota, en sus primeros meses de vida la primera oficina de Caixa Popular estuvo ubicada en Alaquàs, en la parte trasera de los almacenes de Consum, la cadena alimentaria que había iniciado su andadura tres años antes en la misma localidad.

Sanchis afirma que Caixa Popular ha superado la crisis «porque no se ha dedicado ni a la especulación ni al negocio de la construcción, como tantas cajas, sino a financiar a sus cooperativas asociadas y a actividades productivas valencianas; ha demostrado que había otra forma de hacer banca». Ahora mismo, es una de las pocas entidades del sector en la Comunitat Valenciana que se mantiene independiente y eso que varias rurales de la autonomía han sido absorbidas por Cajamar y otras dos decenas están integradas en el grupo cooperativo que encabeza la entidad con sede en Almería. El coautor del libro considera que Caixa Popular «no ha caído en las redes de Cajamar porque no es una caja rural, sino una cooperativa y su ámbito de negocio está en el área urbano».

Sanchis ve despejado su futuro, «porque es rentable», siempre y cuando la anunciada y no consumada reforma del sector que proyecta el Ministerio de Economía «deje a estas entidades tal como están y no abunde en la bancarización que ha acabado con las cajas de ahorros y que es el objetivo que se ha marcado Cajamar, que pretende aglutinar todo el negocio del cooperativismo de crédito en el banco que ha creado». De momento, Caixa Popular no ha dejado de crecer en cuanto a oficinas en estos años. Está presente en ocho comarcas, incluido el Alcoià, en cuya capital abrió una sucursal el año pasado, la primera en Alicante. Además, según Sanchis, cuenta con la ventaja de que sus órganos de gobierno no están politizados, dado que el consejo rector lo eligen socios privados.

En su opinión, Caixa Popular, con el apoyo de la Generalitat, podría ser el germen de un sistema financiero autóctono de cierto relieve y su «modelo puede servir para consolidar la economía valenciana y financiar a pymes y cooperativas de sectores tradicionales». Un reto mayúsculo, sin duda.

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