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Opinión | Desde el campo

Campaña citrícola desalentadora

El próximo domingo se celebran elecciones municipales y autonómicas en la Comunitat Valenciana y a lo largo de estos días he oído o visto hablar muy poco de la agricultura y de sus problemas o de las soluciones para los agricultores y ganaderos valencianos

El próximo domingo se celebran elecciones municipales y autonómicas en la Comunitat Valenciana y a lo largo de estos días he oído o visto hablar muy poco de la agricultura y de sus problemas o de las soluciones para los agricultores y ganaderos valencianos. Más allá de la manida e interesada guerra del agua que revive al albur de las contiendas electorales, poca cosa más sale de las bocas de los que nos gobiernan o de los que aspiran a gobernar. Estamos a punto de concluir una nueva campaña citrícola y los resultados son de nuevo desalentadores para los productores. Hablamos del cultivo por excelencia del campo valenciano a pesar de todos los pesares, cuya importancia en todos los ámbitos es indudable. Y una campaña más el balance es muy negativo. ¿Cuántas llevamos ya así? Un estudio elaborado por la Unió, con las cotizaciones oficiales de la conselleria de Agricultura, refleja que los citricultores han dejado de ingresar casi 40 millones de euros sobre la pasada campaña, de la que quiero recordar muchos ya dijeron que fue una de las peores de la historia. Los precios en el conjunto de las especies citrícolas han sido inferiores a la campaña 2013-2014, cierto es que con mucha disparidad entre mandarinas y naranjas y en estas últimas según la primera o la segunda temporada. En las mandarinas no se salva casi ninguna variedad y por lo que se refiere a las naranjas han sido las de segunda temporada las que han salvado las de la primera. Señalar que en ello ha influido que había un descenso de cosecha en Andalucía o los problemas fitosanitarios de las importaciones procedentes del Cono Sur.

La campaña ha sido un desastre en variedades emblemáticas como las clemenules o las navelinas, que continúan en su caída libre iniciada ya tiempo atrás. La última parte de la campaña de naranjas, ante el mejor comportamiento en precios respecto a campañas anteriores de las variedades de naranja valencia, lane late y otras navel tardías, ha camuflado por tanto el desastre de la primera parte. Me gustaría también analizar la polémica pública sobre las nuevas variedades citrícolas. Nos preocupa el descrédito sobre variedades realmente rentables en la actualidad debido a los intereses económicos de los clubs y entidades que gestionan variedades que compiten en el mismo periodo de tiempo.

Mientras no se emitan sentencias definitivas por parte de las instancias judiciales hay que mantener la calma pues se trata de variedades absolutamente legales que deben mantenerse al margen de estas polémicas que únicamente perjudican al agricultor que ha pagado sustanciosos royalties por ellas. Desde aquí lanzo un SOS al nuevo gobierno autonómico que salga elegido de las urnas para que dialogue con el sector citrícola valenciano y conjuntamente con él se diseñe una política citrícola valenciana que piense en los agricultores y no únicamente en los operadores comerciales. O trabajamos juntos y nos ponemos manos a la obra o la citricultura valenciana camina hacia unos derroteros impredecibles y peligrosos.

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