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La amenaza del tratado UE-EE UU

Las siglas TTIP puede que a la mayor parte de ustedes estimados lectores les suene a chino mandarín y no tengan ni idea de a lo que se refieren. Sin embargo, muy pronto van a estar familiarizados con las mismas ya que va a ser algo muy importante que podría afectar no sólo a la agricultura o al medio ambiente, sino también a las relaciones laborales e incluso al modelo de sociedad existente en nuestra tierra. TTIP son las siglas en inglés del Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión que pretenden firmar la Unión Europea y Estados Unidos, un tratado de libre comercio que se está negociando en estos momentos y sobre el que debería haberse posicionado esta misma semana el Parlamento Europeo aunque la polémica y la falta de consenso ha hecho posponerlo.

Quiero dejar claro lo primero que no estamos en contra de que se llegue a este tipo de acuerdos comerciales, pero sí a que se hagan a costa de un detrimento de los derechos fundamentales de los ciudadanos. Pero ya de inicio podemos destacar la opacidad y el oscurantismo acerca de las negociaciones, prueba inequívoca que las consecuencias derivadas de su aplicación no serán buenas creo ni para nuestro sector agrario ni para la sociedad en general. Lo poco que conocemos por el momento es muy pero que muy preocupante.

Con un acuerdo de esta naturaleza se socava la soberanía nacional de los Estados y además se pone en peligro el modelo agrícola europeo frente al estadounidense, mucho menos restrictivo en materia de protección medioambiental, seguridad alimentaria o bienestar animal, entre otras cuestiones.

El riesgo de desmantelamiento del medio rural y de la Política Agraria Común (PAC) y el aumento del dominio de los diferentes sectores por grandes operadores y empresas trasnacionales, con el único objetivo de buscar sólo más beneficio económico, perjudicando a productores y consumidores, son otros de los problemas que podría traer como consecuencia la aprobación de este tratado. La competitividad en materia agraria ya la tenemos en unos límites insostenibles y los productores no tenemos ninguna posibilidad de influir en los precios de los productos, lo que se puede ver agravado con la entrada del TTIP. Por tanto, ¿en qué nos vamos a beneficiar los productores?

La Unión Europea nos aprieta en cuanto a requisitos medioambientales y de seguridad alimentaria para conceder las ayudas de la PAC y a la vez ahora pretende, con el tratado, el intercambio de cultivos con Estados Unidos con unas condiciones mucho más laxas que las nuestras en estos aspectos. Si ahora ya las grandes cadenas de distribución europeas marcan en buena medida el funcionamiento del engranaje agroalimentario o nuestros precios, no quiero ni pensar lo que ocurriría con la entrada masiva de grandes empresas transnacionales de capital estadounidense. Por no hablar de la posible entrada de plagas en nuestros cultivos.

Se vende el acuerdo como la panacea universal, como una fuente de creación de puestos de trabajo. Permítanme que exprese mis dudas al respecto. Yo creo que eso será sin duda para los conciudadanos del presidente Barack Obama, aquí sincera y modestamente creo que es para ponerse a temblar si se confirma el mismo.

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