ha llegado el momento del año en que Hacienda nos llama para que rindamos cuentas del pasado ejercicio. Y, como consecuencia de ese examen, nos exige una parte de nuestros haberes. Como estoy convencido de que esta llamada les resulta tan agradable como lo es para mí, voy a recordarles algunas de las ventajas fiscales con las que reducir nuestra factura anual del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF), en lo que concierne a nuestros ahorros. Una buena planificación del ahorro a largo plazo suele ser una de las mejores herramientas para ajustar nuestras cuentas con el Fisco.
En primer lugar, ahorrar a través de fondos de inversión nos permite acceder a una serie de ventajas fiscales de las que carecen otras inversiones. Tenemos la posibilidad de traspasar nuestros ahorros de un fondo a otro, en función de nuestras necesidades y situación de mercado, de manera indefinida, sin tener que tributar, en tanto no reembolsemos total o parcialmente nuestras participaciones.
Ahorradores
En segundo lugar, los ahorradores deberían conocer que tienen la posibilidad de compensar las pérdidas acumuladas de la base imponible del ahorro, con las ganancias. Podemos rehacer la cartera, dando salida a valores con pérdidas y compensándolo con la venta de otras acciones o fondos en los que tenemos plusvalías.
Además, podemos compensar entre sí de manera ilimitada los de tipo homogéneo -rendimientos de capital mobiliario o ganancias patrimoniales-, y con los de tipo diferente, hasta un límite del 20% y en los 4 años siguientes, si no tuviéramos suficientes plusvalías de la misma clase.
Y en tercer lugar es importante tener en cuenta que podemos reducirnos de la base imponible general las cantidades aportadas a un plan de pensiones, hasta 8.000 euros, con el límite del treinta por ciento de todos los rendimientos del trabajo y/o actividades económicas.
Buena elección
Si unimos una buena elección de nuestras inversiones con el aprovechamiento de ventajas fiscales, estaremos optimizando al máximo nuestro ahorro. Pero tenemos que actuar desde hoy, pensando en los impuestos de mañana, para cuando recibamos de nuevo esa llamada y nos vuelvan a pedir -como cada año- que rindamos cuentas ante la Hacienda pública.
