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Bayer trae la agricultura de precisión

Bayer trae la agricultura de precisión

Marco Tulio Cicerón (106-43 a.C.) afirmó que «la agricultura es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo y la ocupación más digna para todo hombre libre». Pero claro, ha pasado mucho tiempo desde entonces y la realidad del campo, con la globalización y la transformación digital de la economía, es ahora diferente. Cuentan los principales ejecutivos de la multinacional Bayer Crop Science, con cuartel general en Monheim (Alemania), que la imagen idílica del mundo rural del pasado ya no es real y tampoco ofrece soluciones a los retos actuales de la sociedad. La ciencia y la tecnología son imprescindibles si queremos alimentar a una población creciente. Según Liam Condon, presidente de Bayer Crop Science, la división agraria de la corporación germana que comienza a digerir la compra de Monsanto, «los agricultores necesitan producir más con menos recursos, y los ciudadanos deben tener acceso adecuado a alimentos seguros, nutritivos y asequibles hoy y en el futuro».

La advertencia que lanza la corporación que mueve muchos hilos agrarios en medio mundo se produce mientras la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) calcula que en el horizonte del año 2050 la población mundial aumentará en un tercio respecto a la actual, con lo que llegará a los 10.000 millones de personas. La producción de alimentos debería aumentar un 70 %. ¿Cómo? Los expertos reunidos por Bayer en la jornada Future of Farming Dialogue 2018 proponen que los modelos de la agricultura se centren en la innovación, con técnicas como la edición genética, la inteligencia artificial y aplicaciones espaciales basadas en big-data o el uso de drones para aumentar la producción y la calidad de los cultivos.

Llega la agricultura de precisión. Es el modelo que consiste en gestionar cultivos observando, midiendo y actuando frente a la variabilidad de los muchos factores que les afectan. En Estados Unidos -que ha tomado la delantera a Europa- se apuesta por la modificación genética, el uso de la inteligencia artificial para atacar plagas y optimizar sistemas de riego, así como el blockchain para mejorar la eficacia en la distribución de comida. La agricultura de precisión usa sistemas de navegación por satélite, de información geográfica y sensores situados en la parcela. Estos recogen información que después se utiliza para tomar decisiones con mayor precisión, o bien también para optimizar el rendimiento de los cultivos.

Quizá por esos avances en EE UU el jefe de Agricultura y Sostenibilidad de Bayer, Jesús Madrazo, ex directivo de Monsanto, en declaraciones a El Mercantil Valenciano, indicaba que una de sus preocupaciones es que «Europa se convierta en un museo de la agricultura. Nunca habíamos visto tanta innovación en nuestra industria y Europa se está quedando atrás. Es muy desilusionante que no se tenga la ciencia en cuenta», advertía Madrazo en la jornada Future of Farming Dialogue 2018 y en la que participaron científicos y ejecutivos de la corporación de capital alemán.

Para avanzar en ese proceso de transformación digital, Bayer -que en España cuenta con fábrica en Quart de Poblet y un centro en el Parc Tecnològic de Paterna- acaba de poner en marcha su filial The Climate Corporation en Europa, una plataforma ya disponible en Estados Unidos, Canadá y Brasil que permite a los agricultores recopilar y visualizar fácilmente datos de campo, analizar y evaluar el rendimiento de los cultivos; así como gestionar su variabilidad en planes personalizados de fertilidad y siembra que mejoren la productividad de cultivos.

Y apuesta por la novedosa técnica conocida como CRISPR y cada vez más extendida, que permite «editar» genomas en plantas, animales y humanos, lo que permite mejorar un producto hasta ofrecer, entre otras características, frutas sin semillas si el consumidor así lo quiere. «La edición genética también permite mejorar la producción y reducir los costes mediante la determinación de secuencias», destacó Tom Adams, directivo de la startup estadounidense Pairwise Plants, al destacar que es una de las técnicas con mayor potencial de crecimiento. Sea como fuere, el Tribunal de Justicia de la UE acaba de fallar que los productos cultivados con el sistema CRISPR deben registrarse como transgénicos. Eso puede complicar su uso en el Viejo Continente. Otra batalla legal.

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